Organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), esta reunión "sin precedentes" de ejecutivos de los medios de comunicación y representantes de los Estados miembros de la Unesco procura «mejorar la seguridad de los periodistas y combatir la impunidad de los crímenes contra profesionales de los medios», señala la agencia.
«Como todos saben el problema de la muerte de periodistas en diferentes partes del mundo ha ido en aumento en los últimos cinco años, y el sistema de la ONU en su conjunto está muy preocupado por esto», ha declarado Guy Berger, director de la división de Libertad de Expresión y Desarrollo de los Medios de la Unesco.
La ONU hace «mucho esfuerzo» para que se tomen más medidas contra estos asesinatos y la Unesco trabaja para generar una mayor cooperación entre los diversos grupos interesados en la seguridad de los periodistas, mos asegura.
Pero la conferencia que comienza el viernes 5 en París se concentrará en aquello que las empresas de medios de comunicación pueden hacer por sí mismas para «dar un paso adelante» y llamar la atención sobre el asunto, explica.
La reunión de un día «fomentará el diálogo sobre las cuestiones de seguridad con el fin de reducir el elevado número de víctimas en la profesión», dice la Unesco.
En 2015 hubo 112 trabajadores de medios de comunicación asesinados en el ejercicio de su profesión, según la Federación Internacional de Periodistas (FIP), cuyo presidente, Jim Boumelha, hablará en la conferencia.
La FIP, que representa a unos 600.000 miembros en todo el mundo, aclara que de esas muertes al menos 109 periodistas y trabajadores de medios fueron víctimas de «asesinatos selectivos, atentados con bomba e incidentes de fuego cruzado». Este número representa una ligera disminución con respecto a 2014, cuando fueron asesinados 118 comunicadores.
Reporteros sin Fronteras (RSF), organización defensora de la libertad de expresión, señala en su informe anual que las muertes se «atribuyen en gran parte a la violencia deliberada contra los periodistas» y demuestran el fracaso de las iniciativas para proteger al personal de los medios de comunicación.
Entre las víctimas se incluyen los dibujantes del semanario satírico francés Charlie Hebdo, asesinados en enero de 2015. Poco después la Unesco organizó una conferencia denominada «El periodismo después de Charlie». En el año transcurrido desde entonces jam perdido la vida muchos comunicadores, tanto en países en paz como en otros en guerra.
El director general de RSF, Christophe Deloire, ha pedido a la ONU que designe a un representante especial para la seguridad de los periodistas y ha añadido que es «absolutamente esencial» la creación de un mecanismo específico que haga cumplir el derecho internacional referido a su protección.
Deloire presentará una guía de seguridad para periodistas en la conferencia de París, en asociación con la Unesco. Su propósito es «compartir las buenas prácticas sobre una amplia gama de medidas que incluyen a los protocolos de seguridad en las salas de redacción... y medidas de protección innovadoras para el trabajo periodístico en zonas de peligro», según la agencia de la ONU.
Se prevé que unos 200 propietarios, ejecutivos y profesionales de medios públicos, privados y comunitarios asistan a la conferencia.
«La diversidad de los medios de comunicación representados, en términos de geografía, tamaño y tipo de amenazas a los que deben de hacer frente no tiene precedentes y debería contribuir con la capacidad de la conferencia para sensibilizar y mejorar la preparación ante la amplitud de peligros que afrontan los medios de comunicación en todo el mundo», informa la Unesco.
La primera sesión estará moderada por Berger y los debates de la segunda dirigidos por Christiane Amanpour, corresponsal internacional de la cadena estadounidense CNN y embajadora de buena voluntad de la Unesco para la Libertad de Expresión y el Periodismo.
Diana Foley, presidenta de la Fundación Legado de W. James Foley, también será una de las oradoras. La institución rinde homenaje a la labor del periodista estadounidense James Foley, hijo de Diana, secuestrado mientras cubría la guerra civil en Siria y asesinado por sus captores en 2014.
Una de las sesiones de alto nivel de la conferencia estará dedicada a «acabar con la impunidad juntos» y comprenderá un «diálogo» entre el sector de los medios de comunicación y los estados miembros de la Unesco.
La agencia de la ONU asegura que defiende y aplica medidas para mejorar la seguridad de los periodistas y acabar con la impunidad de los crímenes contra los comunicadores. La directora general de la agencia, Irina Bokova, emite comunicados de prensa que condenan estos asesinatos, por ejemplo.
Además, la Unesco publica un informe bienal con las respuestas de los gobiernos a la solicitud de la organización para obtener información sobre «las medidas adoptadas para perseguir a los autores de estos crímenes».
En su informe de 2015, 'Tendencias mundiales en libertad de expresión y el desarrollo de los medios de comunicación', la Unesco señalaba que algunos países miembros no respondían a las solicitudes de informes actualizados sobre la investigación de los ataques contra los medios. No obstante, la tasa de respuesta aumentó hasta el 42 por ciento - 24 de 57 países en total - del 22 por ciento en 2014.
Uno de los temas que no están en la agenda de la conferencia es la cantidad de Estados que encarcelan a las y los periodistas o intentan reprimir la libertad de expresión. Los expertos reconocen que ese es un tema que hay que abordar, pero algunos indican que es necesario hacer algunas precisiones.
«Se puede tener libertad de prensa sin que los periodistas estén a salvo. Y en otros lugares se puede tener falta de libertad de prensa y los periodistas están a salvo, aunque afronten consecuencias según la ley que puedan estar fuera de los estándares internacionales", asegura Berger.
Los Estados tienen «la responsabilidad primordial de proteger a todos y de proteger sus derechos, pero no todos los gobiernos cumplen con la tarea», afirma. «Eso no significa que no deberían hacerlo. Si usted se adhiere a estas declaraciones internacionales, tiene que hacer que sus palabras coincidan con sus acciones», añade.
«Los gobiernos necesitan a los periodistas, aunque no les gusten, y necesitan que estén seguros», concluyó Berger.