Reparó, reformó, amplió esa casa en repetidas ocasiones, porque una casa necesita ser pensada y repensada según vaya pasando el tiempo y cambiando la vida.
Es un lujo que pocos se pueden permitir. No porque sea caro... que también, sino porque depende de la imaginación de cada uno y del empeño que ponga en ello.
El lujo es una cuestión personal, como dicen los organizadores de la exposición ¿Qué es el lujo? en el Victoria and Albert Museum de Londres, que en la actualidad está basado en la mejor artesanía y se enriquece con el diseño, la innovación y la investigación
Han cambiado tanto los materiales y los conceptos de cómo construir una casa o reformarla que uno puede dedicarle todo el tiempo que quiera a estudiarlos sin cansarse. Como el revestimiento para el suelo que a priori no parece un tema muy seductor pero que encierra múltiples posibilidades.
En Madrid, en la Puerta del Sol, la Agrupación Empresarial Innovadora del Pavimento Inteligente de España (ASEPI) colocó la pasada Navidad bajo una línea de baldosas un entramado de fibra óptica que podía detectar los pasos de los ciudadanos, la lluvia, heladas... e incluso ofrecía wifi y felicitaba las fiestas a quienes tenían activado el bluetooth de sus teléfonos.
Según el último Eurobarómetro sobre el futuro de la ciencia y la innovación tecnológica a nivel cotidiano para 2030 los ciudadanos europeos se ven en casas inteligentes y respetuosas con el medio ambiente, tanto en los materiales de construcción como en el gasto energético y las emisiones a la atmósfera, en las que robots se encargarán de las tareas domésticas.
Muchos de esos deseos ya se han hecho realidad, actualmente se construye de forma más armoniosa con materiales en los que se mezclan fibras de lino o yute con plásticos derivados de residuos agrícolas como la caña de azúcar o aceites vegetales.
Un equipo de la Universidad de Alicante acaba de patentar una nueva resina que se repara sola poniendo en contacto las partes sin que tenga que utilizarse adhesivo alguno. Es antialérgica y se podría utilizar en medicina, cosmética, industria aeroespacial o construcción.
En 1938, cuando Pablo Neruda encontró su «Casa en la arena» no se podía imaginar estos adelantos que posiblemente le habrían hecho disfrutar tanto ahora como lo hizo entonces diseñando su casa.