El calentamiento global es algo más real de lo que parece. Según los cálculos de Naciones Unidas, si no reducimos el ritmo de emisiones de gases a la atmósfera la temperatura de la Tierra crecerá 4ºC a finales de este siglo, lo que tendría consecuencias nefastas para la agricultura y el medio ambiente. Este jueves en Madrid más de 400 organizaciones han escenificado su compromiso conjunto en la lucha contra el cambio climático. De esta manera han querido sensibilizar a la sociedad española de la importancia que tiene alcanzar un compromiso global en un año clave para el clima.
«Sería un calentamiento nunca visto hasta ahora», ha advertido José Manuel Moreno, científico del Grupo de Expertos en Cambio Climático de Naciones Unidas. Durante su intervención ha criticado abiertamente la actitud de prácticamente todos los Gobiernos del mundo, que pese a aceptar que el cambio climático es «un hecho inequívoco», en su mayoría no hacen lo suficiente para terminar con las emisiones de gases a la atmósfera.
«Hemos constatado el desplazamiento de especies marinas», ha explicado. Moreno ha puesto como ejemplo el caso de unos pequeños moluscos propios del Golfo de Bizkaia que están trasladando su hábitat cerca de las islas británicas, «porque allí encuentran una temperatura más agradable para vivir». Y no solo están en riesgo los pequeños animales marinos; a este ritmo los expertos advierten de que lugares tan singulares como la selva amazónica podrían desaparecer.
Naciones Unidas alerta además del impacto que tiene el cambio climático en el día a día de los ciudadanos. Los firmantes del manifiesto creen que el cultivo de alimentos como el tomate, el aceite de oliva o el vino se podría ver seriamente comprometido. «Puede que haya que producirlos en Noruega o en Suecia, porque en nuestra latitud no se van a dar las condiciones necesarias para recoger las cosechas», han alertado.
Bien lo sabe Carlos Almarcha, agricultor ecológico de Murcia. Vive en Arenillas, lo que en la tierra se conoce como la Palestina murciana,Desigualdad climática un terreno árido que nada tiene que ver con el esplendor de la huerta de la región. «A partir de los años 70 hemos notado que las lluvias ya no venían como antes», ha explicado, rememorando el trabajo de sus antecesores también dedicados al cultivo de almendros. Ahora asegura que viven pendientes del cielo, porque «cuando vienen las nubes traen piedra y muchas veces destruyen las cosechas».
Desigualdad climática
Como ocurre en otros tantos aspectos de la vida, también aquí son los países menos desarrollados los que más afectados se ven por las consecuencias del cambio climático, como ocurre en el cinturón del trópico. Paradójicamente son países que apenas emiten gases a la atmósfera, que sufren en primera persona las consecuencias de los países más contaminantes del llamado Primer Mundo. Tata Keita, maliense y representante de organizaciones que luchan por los derechos de los inmigrantes, ha puesto como ejemplo la situación en su país. Asegura que para ellos el cambio climático es un problema añadido al alto índice de pobreza que sufren. «Primero necesitamos comer; no tenemos ni luz, como para encima hablar de energías renovables», ha lamentado.
Los expertos calculan que para minimizar los riesgos, el calentamiento global no debería exceder de los 2ºC en este siglo, lo que implica una reducción de entre el 40% y el 70% en las emisiones de gases a la atmósfera. «Al final del siglo deberíamos estar en emisiones nulas», ha explicado Moreno, que sin embargo entiende que se trata de «un gran reto sin precedentes». «Independientemente de lo que hagamos en los próximos 30-40 años seguirá cambiando el clima debido a lo que ya hemos contaminado», ha lamentado.
Y esa es precisamente una de las preocupaciones de los firmantes del manifiesto, que alertan del alto precio que tendrán que pagar las generaciones futuras. Para ello han contado con la presencia de Juana, una niña de 11 años. La pequeña ha hecho un llamamiento para escuchar «más» a los científicos para poder dar «algunos pasos hacia un planeta sano». Los primeros resultados podrían verse a finales de este mismo año en la Cumbre del Clima de París.