Tsipras ha llegado a la capital comunitaria para explicar que la quita de la deuda, a lo que se oponen de forma rotunda los Estados miembros, se ha ido matizando hasta convertirse en un plan que consiste en cambiar los bonos de deuda, por títulos de crecimiento. Poco ha transcendido del encuentro a la prensa, excepto un efusivo apretón de manos por parte de Juncker. El líder de la izquierda radical griega también se ha reunido hoy con los presidentes del Consejo Europeo, Donald Tusk, y de la Eurocámara, Martin Schulz.
Tras sus encuentros en Bruselas, Tsipras se ha mostrado «muy satisfecho», y ha asegurado que quiere «corregir el marco de la UE, no destruirlo». «La historia de la Unión Europea, es una historia de desavenencias, pero también de compromisos», por ello cree que se está «trabajando en la buena dirección», aunque aún no se haya llegado a un acuerdo. «Encontraremos una solución viable», ha rematado tras su visita al Parlamento Europeo.
Esta ha sido la segunda vez que se reunía con Schulz en poco más de una semana. El presidente de la Eurocámara fue el primer emisario de la UE a Atenas para dialogar con Tsipras. El mandatario heleno por entonces aún se aferraba a la idea de la quita, y las caras de tensión entre el alemán y el griego fueron evidentes. Ahora, tras el último día de gira, casi en paralelo con su ministro de economía, Yanis Varoufakis, puede asegurarse que en Europa le escuchan. Sobre todo, con un claro respaldo del primer ministro italiano, Matteo Renzi, y del presidente francés, François Hollande.
El presidente francés ha insistido en que se debe encontrar «una solución a la cuestión griega a largo plazo», y ha mostrado su «disponibilidad» para escuchar a Grecia. Por su parte, Tsipras ha subrayado la necesidad que tiene su país de que le den «un respiro».
Tras un lustro de recortes, los griegos quieren algo de reposo, Con una deuda que supera el 175% de su PIB, el equivalente a 375.000 millones de euros las urnas helenas hablaron y pidieron un cambio. Tsipras mantiene el pulso y ha encontrado consenso en la mayoría de los países que ha visitado, aunque Berlín, bastión de la austeridad, mira de momento, con el ceño fruncido a Atenas. A la espera de un Eurogrupo convocado para el próximo 11 de febrero, Tsipras insiste en que no son «una amenaza para Europa» y que quiere dialogar. Y ser escuchado.
Por su parte, el ministro de economía, Yanis Varoufakis, también ha seguido su gira por Roma, Berlín, Londres y París esta semana. Allí se ha reunido con sus homólogos, pero también ha tenido tiempo para visitar la City, y así tranquilizar a los inversores. Hoy ha visitado los cuarteles generales del Banco Central Europeo, en Fránkfurt, para buscar un punto de equilibrio con el presidente del Eurobanco, Mario Draghi.
El particular 'tour' heleno por Europa se ha convertido en un primer paso para preparar la semana que viene, el Eurogrupo extraordinario, antes de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, prevista para los días 12 y 13. El Ejecutivo comunitario presentará mañana las previsiones económicas de invierno para la semana que viene. Las miradas seguirán centradas en Atenas.