El candidato de la coalición de gobierno derecha-socialistas, Stavros Dimas, ha conseguido en la primera vuelta 160 votos sobre 300. Para ser elegido necesitaba como mínimo 200. Habrá una segunda vuelta para la que necesitará el mismo número de votos y todavía podrá haber una tercera en la que podría salir elegido con solo 180 votos.
Si no obtiene los votos necesarios ninguna de las tres veces, el parlamento se disolverá y el gobierno tendrá que convocar elecciones legislativas anticipadas que deberán celebrarse antes de finales de febrero.
En un gesto insólito el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker dijo la semana pasada que lo mejor para los griegos era elegir a alguien conocido. Naturalmente a quien mejor conocen Juncker y la UE es a Stavros Dimas, que fue comisario con Barroso.
Pero no es el único a quien no le llega la camisa al cuerpo pensando en que Antonis Samaras tenga que convocar elecciones anticipadas. El programa antiausteridad del líder de la izquierda Alexis Tsipras, pone nerviosos al Fondo Monetario Internacional (FMI), al Banco Central Europea (BCE) y a los medios financieros.
Antonis Samaras intenta conseguir los 20 diputados que le faltan para no tener que ir a unas elecciones que tendría muy difícil ganar, aunque no cesa de lanzar mensajes alarmistas a los griegos. Alexis Tsipras, por su parte, critica al gobierno por querer «asustar a los ciudadanos».
El líder de Syriza asegura que mantendrá al país dentro del euro pero que intentará recortar o eliminar buena parte de la deuda con la UE y que procurará alargar los vencimientos de los bonos en manos del BCE.