Dos años después de que estallara la crisis financiera, la Unión Europea sigue sin unos mecanismos de supervisión financiera que puedan evitar otras nuevas. Hace más de un año, la Comisión presentó un proyecto que se ha ido descafeinando por la presión de los Estados y su miedo a que la supervisión comunitaria sobre sus sistemas financieros sea excesiva. Ahora, el Parlamento europeo tiene la sartén por el mango. Esta semana debe votar las propuestas y nada está decidido. Si no hay acuerdo , el proceso se retrasará, como mínimo, hasta septiembre.
«Un acuerdo en los próximos días es difícil, pero posible», ha dicho el comisario europeo de Mercado Interior, Michel Barnier, tras reunirse con miembros del Parlamento. «Quedan algunos puntos de discusión, especialmente sobre el papel preciso de las nuevas autoridades de supervisión. Nos tomamos nuestro tiempo para discutirlos, para que el acuerdo final sea creíble.»
Negociación atascada
Los poderes que tendrán las autoridades de supervisión tienen atascada la negociación, pero Barnier niega que haya retrasos, aunque el compromiso es que la reforma esté en marcha el 1 de enero de 2011. La referencia es la reforma financiera ya aprobada en Estados Unidos, sin embargo, el comisario se defiende: «También al otro lado del Atlántico, el Congreso se ha tomado su tiempo, aunque son procedimientos diferentes».
Los obstáculos mayores los pone Reino Unido, de nuevo porque la City londinense es la que mueve la mayor parte de las finanzas europeas. Tanto es así, que el primer ministro belga, Yves Leterme, el primer día de la presidencia belga de la UE, habló con el premier británico, David Cameron, para presionar hacia el consenso. La cuestión es determinar en qué punto un país ha roto las reglas comunes que se establezcan y cuándo se permite la intervención de las autoridades europeas de supervisión.
Prever, detectar y actuar
La base de la reforma europea es el llamado informe Larosière, que prevé un Consejo europeo de Riesgo Sistémico y un Sistema europeo de Supervisores Financieros. El primero será un organismo independiente, sin competencias vinculantes, que detectará amenazas, emitirá alertas y formulará recomendaciones. El Banco Central Europeo y los gobernadores de los bancos centrales de los 27 serán los responsables.
Pero los verdaderos protagonistas serán los que compondrán el Sistema Europeo de Supervisores Financieros. Se prevén tres Autoridades: Bancaria, de Seguros y Pensiones y de Valores. Ellos serán los que establezcan unas reglas armonizadas para la Unión y las apliquen, además de gestionar los desacuerdos que haya con las autoridades nacionales de supervisión. Según la propuesta original, tendrían plenos poderes para garantizar una respuesta coordinada en situaciones de crisis. euroXpress