El predecesor al frente de Portugal de Passos Coelho fue detenido en la noche del pasado viernes cuando aterrizaba en el aeropuerto de Lisboa procedente de París. Desde entonces trata de defenderse de las acusaciones frente al Tribunal Central de Instrucción Criminal. El domingo tuvo una jornada de más de 11 horas frente al juez de instrucción Carlos Alexandre, magistrado con un perfil muy cercano al de 'superjuez estrella' (los medios se refieren a él como 'el Garzón portugués').
Sócrates no está solo frente a la Justicia en lo que ya se conoce como la Operación Marqués. Le acompañan, también en calidad de detenidos, su amigo y administrador del grupo de construcciones Lena, Carlos Santos Silva; su abogado Gonzalo Trindade Ferreira y su conductor João Perna, una de las piezas clave de la investigación. El chófer ha sido portada hoy en varios medios lusos, que incluso afirman que viajaba periódicamente a París para llevar dinero en metálico a Sócrates.
Poco ha trascendido aún de los detalles y movimientos irregulares que se investigan, pero el semanario Sol ha adelantado que entre las pesquisas de la Justicia figura una suma de 20 millones de euros en una sociedad suiza. Una fortuna que no podría justificarse con su salario como político ni tampoco por las herencias familiares recibidas. Aquí es donde, según la misma revista, entraría en juego otra persona de confianza, Santos Silva, a nombre de quien precisamente figuran varias propiedades y cuentas.
Figura histórica del socialismo
José Sócrates, de 57 años, fue el primer ministro de la República Portuguesa entre marzo de 2005 y junio de 2011. En su haber destaca el haber sido el primer socialista que conseguía gobernar en mayoría absoluta, lo que sucedió en el primero de sus dos gobiernos. El segundo lo disfrutó en minoría y le fueron bastante peor las cosas: dejó el cargo cuando vio que sus medidas de austeridad eran rechazadas. Eso sí, antes de irse firmó la autorización para que la troika interviniera el país, algo que todavía no le han perdonado sus detractores.
Este padre divorciado decidió establecer su 'exilio' en la capital francesa, donde puso tierra de por medio con la política lusa... hasta que a mediados de 2013 comenzó a frecuentar los platós de la televisión pública como comentarista. Precisamente de esa época data una de sus declaraciones más recordadas estos días por la prensa: «Sólo tengo una cuenta bancaria desde hace más de 25 años. Nunca tuve acciones, offshores, ni cuentas en el extranjero».
Lo cierto es que no es la primera vez que su nombre aparece vinculado con procesos judiciales y tramas de corrupción, aunque hasta ahora siempre ha conseguido salir ileso penalmente: en 2003 fue sospechoso en el aterramiento de Cova da Beira; en 2004 le tocó el caso Freeport por la construcción de un centro comercial; en 2007 se levantan las sospechas sobre su título como licenciado en Ingeniería Civil; en 2008 se le acusa de haber trabajado en unas obras violando su régimen de exclusividad como diputado; y en 2009 las dudas de fraude persiguen la compra de uno de sus apartamentos, en un año que terminaría envuelto en acusaciones de escuchas ilegales y en el caso Face Oculta de favores a empresarios.
Su carrera política ha sido fulgurante. Se adhirió al Partido Socialista en 1981 y dos años después ya ganaba la presidencia de la federación de Castelo Branco, donde se mantuvo hasta 1995. En los mandatos de António Guterres y hasta que éste dimitió en diciembre de 2002, Sócrates ejerció como secretario adjunto del Ministerio de Ambiente y como ministro de Ambiente y Ordenamiento del Territorio. Ya en la oposición, se hizo con la secretaría general del PS en septiembre de 2004.
Desde hace tiempo, la corrupción está acaparando portadas en Portugal, también la indignación de la ciudadanía. Paulo Morais, vicepresidente de la Asociación Transparencia e Integridad y una de las caras portuguesas más conocidas en la lucha contra la corrupción, ya explicó a euroXpress que «todo el sistema parlamentario está tomado por la corrupción, bien de manera activa o bien de manera cómplice».