La implicación en la política, y los motivos de que unos ciudadanos acudan a las urnas y otros se echen a las calles, son los temas de POLPART, un nuevo proyecto de cinco años de duración dirigido por Bert Klandermans, profesor de Psicología Social Aplicada en la Universidad VU de Ámsterdam (Países Bajos). Esta iniciativa es beneficiaria de una subvención avanzada (Advanced Grant) del Consejo Europeo de Investigación (ERC) e inició su andadura en enero de 2014. Su punto de partida es una idea sencilla pero contundente: antes o después, alguien se preocupa lo suficiente por determinado tema como para actuar en términos políticos. El tema que ocupa a sus artífices es cómo predecir la forma que adoptará esa actividad.
«La noción fundamental de este proyecto es que la gente tiene margen de decisión», señala el profesor Klandermans. «Pueden optar por involucrarse en política, pueden optar por integrarse en un partido político, o pueden decantarse por otras opciones». ¿Qué mueve a alguien a involucrarse en un movimiento social? Y en el lado opuesto de la balanza: ¿qué mueve a alguien a permanecer totalmente al margen del proceso político?»
Una dimensión europea
Las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2014 han proporcionado a POLPART un punto de partida de gran utilidad. «Lo cierto es que no nos propusimos empezar el proyecto en año de elecciones al Parlamento Europeo, ¡fue pura coincidencia!», admite el profesor Klandermans. «Pero, evidentemente, estas elecciones son muy interesantes, por tratarse de política a un nivel distinto al municipal y nacional. Es otro nivel posible de implicación política y sin duda seguiremos de cerca los resultados».
POLPART abarca cuatro subproyectos: un metaanálisis de publicaciones dedicadas a la política en el seno de partidos y otros movimientos; comparaciones de la participación política en el tiempo y entre países; debates de grupos focales; y encuestas a mil personas.
«Creo que el tercer subproyecto, el de los grupos focales, será interesante por lo que concierne al Parlamento Europeo», subraya el profesor Klandermans. «Debatiremos las opciones por las que se decantarían los ciudadanos, siendo una de ellas implicarse en política a través del Parlamento Europeo. Yo supongo que muchos ciudadanos sentirán que desconocen el funcionamiento de la UE, y creo que nos encontraremos con que muchos no habrán pensado en el Parlamento Europeo como una de las opciones posibles. Habrán pensado en los parlamentos de sus respectivos países, pero no tanto en el europeo».
Comprender el contexto nacional
El proyecto abarca ocho países: Alemania, Argentina, Brasil, Hungría, Países Bajos, Polonia, Suiza y Reino Unido.
«Un aspecto importante de este proyecto será el elemento internacional», apunta el profesor Klandermans. «Presuponemos que las opciones políticas escogidas por la gente se encuentran arraigadas en la historia política de sus respectivas naciones. La gente de Hungría toma decisiones políticas diferentes a las de la gente de Brasil. En Suiza se añade la dimensión de los referendos, que es otra forma de participar en el proceso político. También reviste interés el caso de los Países Bajos, ya que ninguna otra democracia madura de las estudiadas presenta un partido de derecha radical con tanto peso. ¿A qué se debe?»
El equipo investigador ha iniciado el proyecto ya con ciertas expectativas de lo que hallará. Se estudiará, por ejemplo, si es cierto que los países post-comunistas son, por norma, más cínicos con respecto a la política y desconfían más de sus dirigentes. Se espera despejar estas incógnitas mediante grupos de debate y encuestas. También se pretende confirmar que los ciudadanos de las democracias maduras tienen mayor tendencia a implicarse en la política a través de partidos.
Una forma nueva de entender el comportamiento político
El proyecto aspira, en suma, a establecer un marco que permita comprender mejor por qué los ciudadanos se involucran en política del modo que lo hacen. Ello debería cubrir una deficiencia académica en las ciencias sociales, consistente en que los sociólogos se centran exclusivamente en los movimientos sociales, mientras que los especialistas en ciencias políticas estudian tan solo los partidos.
Salvando ese vacío conceptual podría perfeccionarse la comprensión del mundo. Pongamos por ejemplo la situación, en constante devenir, en el Este de Ucrania. «Hace mucho, en 1989, asistí a un seminario en Alemania sobre las relaciones entre Este y Oeste y sobre los movimientos de protesta», rememora el profesor Klandermans. «Ni uno solo de los expertos previó que el Muro caería en cuestión de seis meses. Supongo que, hace medio año, pocos vieron venir la actual situación en Ucrania. Así pues, confío en que al cabo de estos cinco años contemos con una comprensión más nítida de ciertos procesos políticos que se desarrollan dentro y fuera de los países de la UE».