El comisario de Empleo, László Andor, ha salido al paso de las recomendaciones del Banco Central Europeo (BCE) en su boletín de agosto, en el que pide más rebajas en los sueldos, acompañadas de medidas que fortalezcan la competitividad. Andor en su cuenta de Twitter dice «Los mantras desde el pedestal parecen inmunes a la crisis de empleo en el mundo real. La fuerza de trabajo en los países periféricos necesita inversiones, no recortes sin fin».
Por su parte la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una agencia de la ONU, dice al BCE que recortar los salarios puede tener un «efecto contrario» y dañar el crecimiento económico, ya que reduce el consumo.
Los expertos de la OIT, dicen que una disminución de los salarios tiende a un aumento de las exportaciones, pero también a deprimir el consumo interno y eso afecta al crecimiento. Si se tiene en cuenta el nivel de inseguridad económica de este momento, no se puede asegurar que los recortes salariales vayan a generar incentivos que aumenten la inversión.
Patrick Belser, economista de la sección de empleo y condiciones de trabajo de la OIT y editor del informe sobre salario Global de la OIT dice «Cada vez que hay una caída en los salarios se reduce el consumo interno más de lo que aumentan las exportaciones y la inversión, eso tiene un efecto negativo sobre el crecimiento económico del país». Belser añade que «esto explica que la bajada de los salarios en tiempos de crisis puede desencadenar una espiral de deflación con caída de la demanda y de los precios, en lugar de la deseada recuperación económica».
Además aclara que si todos los países bajaran los salarios en un intento de recuperar la competitividad a través de los costes laborales se daría una situación insostenible a nivel mundial «Podría llevar a una depresión mundial», añade Belser que concluye que «el objetivo debe ser que los salarios y la productividad crezcan al mismo ritmo.