«Hoy nadie habla del rescate de España», se enorgullecía Mariano Rajoy durante el X Encuentro Empresarial previo a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno. Frente a un grupo de empresarios, ha recalcado que España ha sido el país que más ha crecido dentro de la zona euro en el último trimestre, con un crecimiento del 0,5%, frente al 0,2% registrado en la eurozona. «Y el año que viene va a ser el que más crezca y el que más empleo cree», ha pronosticado. Incluso se ha aventurado a vaticinar que el crecimiento del PIB superará el 2% previsto por el Ejecutivo.
Horas después, durante su intervención en el III Foro de Comunicación, Rajoy insistía de nuevo en los buenos resultados de sus reformas económicas. «No caben ocurrencias ni frivolidades y cualquier rectificación de lo hecho comenzaría a ser un grave error», ha advertido, convencido de que su objetivo es liderar el crecimiento y la creación de empleo de la Unión Europea en 2015. «Dos años después la economía española es la que más crece entre los grandes países de Europa, el paro ha comenzado a disminuir y se empiezan a sentir los resultados de las reformas acometidas», ha insistido.
El presidente de España no olvida que para lograrlo ha tenido que recorrer un camino «duro y difícil», y que ha tenido que pedir «esfuerzos importantes» a los españoles, pero se ha mostrado convencido de que la única opción de seguir adelante es continuar con la hoja de ruta reformista establecida por su Gobierno. «No es fácil encontrar socios para acometerlas», ha reconocido, pero ha recordado que «hace dos años la recuperación parecía imposible y hoy lo que parece imposible es que hubiéramos llegado a una situación tan dramática».
La Comisión pide más
Sin embargo, Bruselas no termina de contagiarse del optimismo que irradia Mariano Rajoy estos días. Creen que las previsiones del Gobierno de España «son demasiado benignas» y advierten que el borrador de los Presupuestos Generales para 2015 «está en riesgo de incumplir» el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
A la Comisión le preocupan dos aspectos. Por un lado, temen que las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos no cumplan su parte. Por otro, dudan de la reforma fiscal que entrará en vigor en enero de 2015, porque según los cálculos de Bruselas, provocará una caída de 9.000 millones de euros en la recaudación del IRPF.
«Somos algo más optimistas», explicaba el ministro de Economía Luis de Guindos, tras reconocer las diferencias que existen entre el Ejecutivo y la Comisión. Y es que según las previsiones de la Comisión, el PIB español crecerá el 1,7%, tres décimas menos de lo que pronostica el Gobierno español. Además, cree que hay riesgo de que no se alcancen los objetivos de déficit fijados. Calculan que en 2015 se situara en el 4,6%, cuatro décimas por encima del 4,2% fijado para ese año, lo que podría suponer un desfase presupuestario de unos 4.000 millones de euros.
Por todo ello, Europa pide «medidas eficaces», para asegurar que se cumple con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. A la vista de las dudas, el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici pedía a España que «especifique» qué medidas tomará para corregir los posibles desfases presupuestarios, y recomendaba a España «más reformas estructurales en el ámbito laboral».
Pero por el momento Mariano Rajoy sigue haciendo oídos sordos a estas recomendaciones. En presencia del presidente de México, Enrique Peña Nieto, insistía en su determinación de seguir adelante «con las reformas necesarias», para consolidar la recuperación económica, «hasta que los españoles recuperen el nivel de bienestar que les arrebató la crisis». Incluso no ha dudado en presentar a España como la «mejor plataforma que cualquier iberoamericano puede encontrar para acceder a Europa».