El encuentro de ISON y el Sol ha sido uno de los momentos más esperados del año. La roca celeste con una anchura de menos de un kilómetro y medio, ha llegado a su encuentro con el Sol y todavía quedan dudas de si habrá sobrevivido.
Según los científicos la roca de hielo de menos de un kilómetro de anchura puede haberse roto en cientos de pedazos y algunos de ellos pueden estar vaporizándose lentamente. Otros creen que puede haber sobrevivido a la cercanía del Sol y salir del paso aunque más pequeño.
ISON no es muy sólido, está formado entre un 50 a un 30 por ciento de hielo. Nunca se ha observado un cometa como él, se cree que procede de la nube de Oort, en los confines extremadamente fríos del sistema solar, de ahí que no tengan experiencia de cómo se ha podido comportar.
Fue descubierto en septiembre de 2012 por unos astrónomos aficionados rusos, tiene unos 4,5 mil millones de años y solo hace unos cuantos millones de años que se escapó de la nube de Oort. Según Carey Lisse, experto en cometas del laboratorio de física aplicada Johns Hopkins, «es una reliquia de la formación del sistema solar. Es un hueso de dinosaurio del sistema solar en formación».
Si ha conseguido sobrevivir al calor y a la gravedad del Sol podremos verlo en las noches de diciembre, especialmente el 26 de diciembre que será cuando esté más cerca de la Tierra a unos 64 millones de kilómetros de nosotros.