Aunque Portugal continua con una de las tasas más altas de paro de la zona euro (13,4%) y también con una prima de riesgo que parece no querer apearse de los 200 puntos (203%), está llevado a cabo las importantes reformas que suscribió con la troika.
Desde Lisboa, un alto funcionario del Eurogrupo, ha explicado que la autorización todavía deberá ser ratificada por varios parlamentos nacionales, «habrá una decisión política que preveo que sea favorable para Portugal». Bruselas no solo tendrá en cuenta el impacto económico del pago de esta cantidad para las arcas del gobierno portugués, sino que supondrá «la mejora en la sostenibilidad de la deuda».
Sin embargo, que devuelva Portugal esta cantidad de dinero no significará el fin de la vigilancia del FMI sobre la economía del país. Éste seguirá participando en las misiones semestrales de vigilancia, llevadas a cabo desde que el país saliera oficialmente del rescate en mayo del año pasado.
Cabe recordar, que en 2011 Portugal recibió en total un rescate de 78.000 millones de euros. Entre las innumerables cláusulas, los pagos anticipados debían ser proporcionales para todos los acreedores por lo que el FMI obligaría a Lisboa a pagar en la misma proporción al fondo de rescate de la UE y el BCE.
El pasado 18 de diciembre, el Gobierno irlandés fue el primero en informar que devolvía al Fondo Monetario Internacional (FMI) antes del plazo fijado casi el 40 % de la contribución de ese organismo al rescate concedido a este país en 2010.
Un año después de que abandonase con éxito el programa de ayuda de la Unión Europea (UE), el BCE y el FMI, valorado en 85.000 millones de euros, Dublín había ya pagado 9.000 de los 22.500 millones de euros con los que contribuyó el Fondo. Portugal pretende ahora seguir el mismo camino.
La troika «enfadada» con Portugal
Pese a este adelanto en el pago del rescate de Portugal al FMI, desde Bruselas la troika ha mostrado en varias ocasiones un cierto malestar ante la ralentización de reformas hechas por el país y subrayadas tras el rescate.
En diferentes informes elaborados por los inspectores de Bruselas y del BCE, por un lado, y los del FMI, por otro, tras viajar a Lisboa a finales del pasado año, se lamentaban del aumento del salario mínimo decidido por las autoridades portuguesas y avisaban del riesgo de que Lisboa incumpliera el objetivo de reducción del déficit fijado para 2015.
«La misión ha expresado su preocupación por el hecho de que el ritmo de las reformas estructurales parece haber disminuido considerablemente desde el final del programa (de rescate), revirtiendo en algunos casos los logros del pasado», han resaltado en sus informes.
Y nuevo tirón de orejas para Portugal. Los inspectores avisaron de que, si no toma medidas adicionales durante el presente año, Portugal incumplirá el objetivo de déficit pactado con la UE para 2015 (el 2,5% del PIB), que podría llegar al 3,3%. También el ajuste estructural quedaría por debajo de lo acordado, lo que refleja una relajación de los esfuerzos de consolidación. «El presupuesto de 2015 no está en línea con los compromisos en el actual marco presupuestario a medio plazo», señala el FMI.