Bachelet participará el lunes 30 en París en la inauguración de la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se desarrollará hasta el 11 de diciembre, y donde debe aprobarse un nuevo tratado de sus 195 países integrantes, con el fin de contener el recalentamiento planetario.
La mandataria asegura, que la cumbre en París tendrá un simbolismo distinto, tras los atentados terroristas en los que más de un centenar de personas murieron: «Es una señal clarísima de que no nos dejaremos amedrentar», afirma.
América Latina es una región con impactos similares por el cambio climático. Pero negocia con voces fragmentadas sobre cómo afrontarlo. ¿Perdió la región una oportunidad de liderazgo y mejor defensa de sus intereses conjuntos?
Chile tuvo un aplaudido proceso de consulta ciudadana para la construcción de sus contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional (INDC) para incluirse en el nuevo tratado. Pero sectores mediáticos y empresariales fueron reacios a algunas de las metas voluntarias establecidas. ¿Eso dificultará su ejecución?
MB: No siempre todo el mundo está de acuerdo, lo hemos visto en distintos procesos. Yo espero que haya cada vez más conciencia, y esa es una tarea que también tenemos como gobierno. El cambio climático es una realidad, no un invento, que va a tener consecuencias desastrosas para todos, pero también para la economía.
Para nosotros es indispensable, por un lado, bajar las emisiones en 30 por ciento al 2030. Hay quienes consideran que nuestro compromiso es insuficiente, pero es a lo que nos podemos comprometer hoy, entendiendo la situación económica en la que se encuentra el país y el mundo. Se trata de un compromiso serio y responsable. Y obviamente, si la situación económica mejora, nos pondremos luego metas más ambiciosas.
Por otro lado, Chile tiene un plan de adaptación que incluye, entre otros, la reforestación de más de 100.000 hectáreas de bosque nativo y un programa de eficiencia energética.»
Michelle Bachelet: A veces el llevar una sola voz no se logra nomás, porque si bien hay realidades que son similares, se deben tomar decisiones que los gobiernos no siempre están disponibles para adoptar o están viviendo momentos distintos.
Nosotros pertenecemos a la Asociación Independiente de Latinoamérica y el Caribe para las negociaciones sobre cambio climático junto a Colombia, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Paraguay y Perú. Nosotros sí nos pusimos de acuerdo y tenemos miradas convergentes sobre el cambio climático.
Los países de la región no somos los que generamos más emisiones a nivel global, y más allá de que podamos tener algunas diferencias, lo relevante es que todos vamos a hacer esfuerzos importantes para disminuir las emisiones, para potenciar energías más limpias y otros mecanismos e iniciativas.
¿La COP21 cumplirá con aprobar el texto de un nuevo tratado climático universal?
MB: La COP21 no es el término del proceso, es el inicio de un proceso donde los países entregarán sus compromisos nacionales, y luego vendrán los mecanismos para evaluar la implementación de aquello y, cada cierto tiempo, proponerse otras metas, más ambiciosas en el caso de algunos.
Esta será la primera cumbre de cambio climático, después de la conferencia de Copenhague (2009), donde no se pudo llegar a acuerdo pese a que se sabía que el Protocolo de Kioto terminaba, en que vamos a llegar a algún nivel de acuerdo. Puede que no sea del nivel óptimo, puede que aparentemente los compromisos que hasta ahora han sido entregados públicamente por los Estados, no lograrían el objetivo de evitar que la temperatura del planeta no suba más de dos grados. Pero con todo, es un tremendo avance a lo que ha sucedido históricamente.
Ahora bien, lo que Chile sostiene, es que los compromisos deben ser vinculantes y nosotros vamos a apoyar esa postura que, claramente, no es apoyada por todos.
¿Se inscribe, entonces, entre los que creen que París sí marcará una inflexión positiva en la lucha contra el cambio climático?
MB: Sí en el sentido en que se va a llegar a un acuerdo concreto y definitivo. Pero es, insisto, el inicio de un camino. Luego habrá que ir tomando otras medidas más ambiciosas, para bajar más aún la temperatura del planeta.
¿El tratado en debate incluirá los aportes de financiamiento que el Sur Global y en particular América Latina requieren para contribuir a que el planeta no llegue a una situación irreparable para la vida humana?
MB: Tengo la esperanza de que el Fondo Verde para el Clima crezca y permita que los países que no tengan acceso a tecnología o a recursos puedan acceder a ellos. Siempre tendremos en la región la contradicción que surge de que somos países considerados de ingreso medio y, por lo tanto, no somos los priorizados a la hora de los recursos, pero que, a su vez, nuestras economías muchas veces no se pueden hacer cargo de costos mayores. Por otro lado, somos los menos emisores.
Por esto es que en Chile nos hemos puesto dos metas, una sin apoyo externo y otra con apoyo externo de reducción del 45 por ciento de las emisiones. Pero existe también una posibilidad (de financiamiento) a través de programas de cooperación para la introducción y transferencia de nuevas tecnologías a nuestros países que nos va a permitir poder responder a los compromisos.
Como la primera directora ejecutiva de ONU Mujeres (2010-2013), usted colaboró en construir la tesis de que las mujeres deben ser tenidas en cuenta en las negociaciones y acciones climáticas, porque ellas soportan cotidianamente sus impactos y son determinantes para adaptarse y mitigar el recalentamiento. ¿Cuál sería el protagonismo que deberían tener las mujeres en el nuevo tratado?
MB: Hay una cantidad de decisiones cotidianas que influyen y que las toman las mujeres. Por ejemplo, la eficiencia energética es un programa que es muy fundamental a la hora de reducción de emisiones y que puede ser muy doméstico, como apagar las luces, por ejemplo.
Pero también, en muchos lugares del mundo las mujeres son las que acarrean agua, las que cocinan con leña, sobre todo en las zonas más vulnerables. Entonces, desde eso hasta la contribución como ciudadanas, comprometidas con el cambio climático, con el convencimiento de que es posible una economía verde, una economía inclusiva y sustentable, y, por cierto, el rol político de la mujer a nivel del parlamento, de los municipios, que estén impulsando con fuerza las medidas y asegurando también un planeta vivible.
Como presidenta y como chilena, ¿qué es lo que más le preocupa sobre la situación climática actual. En qué pondría usted la máxima prioridad?
MB: Son muchas las cosas que me preocupan del cambio climático, que van desde la sequía impresionante, las inundaciones, islas que podrían desaparecer bajo el agua, es decir, desde cómo afectan la vida de las personas eventos de la naturaleza que están vinculados al cambio climático.
También me preocupa lo esencial para el ser humano y es que haya agua para beber y que haya alimento, dos elementos que pueden verse profundamente afectados con el cambio climático. Hemos visto cómo hay zonas del país donde la gente solamente recibe agua en camiones aljibes y en forma racionada.
Esto afecta no solo la vida cotidiana de las personas sino también, en zonas agrícolas, la producción y los ingresos. Si pensamos en la maravillosa variedad de peces y mariscos que tenemos en nuestro país y que está vinculada a las temperaturas del océano que tenemos.
Todo eso puede verse modificado. Es todo muy importante y termina afectando a la vida de las personas.
París fue víctima el 13 de este mes del terrorismo yihadista, con más de un centenar de muertos. ¿Alteraron estos atentados el clima de la cumbre? ¿La participación de los jefes de Estado y de gobierno servirá también como una respuesta a ese terrorismo?
MB: Hay más de 160 jefes de Estado y de gobierno confirmados para la reunión de París, lo que es una señal clarísima de decir 'no vamos a dejarnos atemorizar'.
Vamos a París primero porque el tema que se va a abordar y a discutir es importante, pero también porque entregamos un mensaje de que no vamos a tolerar este tipo de acciones y que seguiremos adelante en la defensa de los valores que nos parecen esenciales. Y daremos un abrazo de solidaridad a la hermana República de Francia, al presidente François Hollande y al pueblo francés.