En medio de un estruendoso aplauso y el nada ceremonioso despliegue de una bandera en el salón de la Asamblea General, el órgano político más importante de la ONU, se pronunció abrumadoramente por elevar el estatus de Palestina de «observador» a «estado no miembro». La votación final registró 138 países a favor, nueve en contra y 41 abstenciones. Estados Unidos e Israel, que presionaron sin éxito contra la resolución, se vieron acompañados de Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau, Panamá, Canadá y la República Checa.
Los europeos y otros grandes países industriales se pronunciaron, sorprendentemente, en gran mayoría por Palestina. Entre esas adhesiones se contaron Austria, Bélgica, Chipre, Dinamarca, España, Francia, Finlandia, Grecia, Islandia, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelandia, Portugal, Suecia y Suiza. Las abstenciones más notables fueron las de Alemania, Australia, Gran Bretaña y Holanda.
Los palestinos lograron más de dos tercios de los votos, la mayoría de países en desarrollo. Sin embargo, el estatus conseguido está lejos de la incorporación como estado miembro de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que requiere aprobación del Consejo de Seguridad de 15 integrantes. La embajadora de Estados Unidos, Susan Rice, ha reiterado la posición de Washington de rechazar cualquier intento de entregar a Palestina la membresía plena en el foro mundial.
Estados Unidos, firme defensor político, económico y militar de Israel, ha amenazado con ejercer su veto si el tema llega a presentarse en el Consejo de Seguridad. Rice ha explicado a los delegados que el avance hacia una solución justa y duradera de dos estados no puede lograrse apretando el botón verde de votación en la sala de la Asamblea General. «Tampoco aprobando cualquier resolución se crea un estado donde este no existe o se cambia la realidad en el terreno», añadió durante su discurso.
Por esta razón, la embajadora argumenta que nadie debería interpretar la resolución como un paso para la elegibilidad de Palestina como miembro de la ONU. No lo es. «Esta resolución no establece que Palestina es un Estado», ha declarado Rice.
Al dirigirse a la Asamblea, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, hizo una lista de las atrocidades que Israel perpetra contra los árabes en los territorios ocupados. Tras describir la ocupación como «racista y colonial», Abbas indicó que la resolución fue también la última oportunidad para que la comunidad internacional reafirme la solución de dos estados: Palestina e Israel viviendo uno al lado del otro. Poco antes de la votación, Abbas sostuvo que hace 65 años, la Asamblea General adoptó otra resolución que dividió Palestina en dos estados y se convirtió en el «acta de nacimiento de Israel».
Sesenta y cinco años más tarde, agregó, la Asamblea está frente a un deber moral, ante el cual no debe dudar, y frente a una obligación práctica, la de salvar las posibilidades de la paz, que es urgente y no puede posponerse.
James A. Paul, director ejecutivo de Global Policy Forum, con sede en Nueva York, ha explicado que la resolución no va a resolver la crisis del pueblo palestino, pero es un paso adelante interesante, que refleja nuevas visiones de los países tras los últimos sucesos en la franja de Gaza. «Esto se revela especialmente en Europa, donde hubo un cambio perceptible de posiciones que causó alarma a Israel», ha explicado Paul. Es importante indicar que el nuevo estatus palestino no cambiará mucho.
Pero, históricamente, cuando los pueblos buscan ser reconocidos como estados, adoptan a veces pequeños pasos hacia objetivos mucho mayores. Este avance en la ONU debe entenderse desde esa perspectiva, añade James A. Paul, que indica que la resolución abre algunas posibilidades nuevas e interesantes para la acción diplomática. «Esperemos que los palestinos puedan hallar la unidad interna para aprovecharlas»..
El embajador Palitha Kohona, presidente del Comité Especial de la ONU sobre Prácticas Israelíes que ha criticado las violaciones de derechos humanos en los territorios ocupados, dice que durante demasiado tiempo el compromiso de la comunidad internacional así como su responsabilidad en la paz de Medio Oriente arrojaron escasos resultados. «La paz nos ha sido elusiva mucho tiempo; y constituye un triste comentario sobre la humanidad que hayamos fracasado en esa urgente tarea. Tras el cese de hostilidades que siguió a la última ronda de violencia, tenemos otra oportunidad de escapar del ciclo de amargura y buscar la paz. Hagámosla realidad».