La economía europea se recupera de una forma desigual y lenta. Para hacer frente a las consecuencias de las políticas de recortes que la UE adoptó frente a la crisis será necesario cambiar la política económica según dos nuevos informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Los últimos informes Económicos de la Unión Europea y de la zona del euro de la OCDE, que ha presentado en París este viernes el Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, subrayan los desafíos a los que deben hacer frente los gobiernos europeos. A pesar un gradual crecimiento, el desempleo en muchos países sigue siendo alto, la inversión se mantiene por debajo de los niveles previos a la crisis en la mayoría de los países europeos, y el crecimiento del crédito sigue siendo lento.
Los informes proyectan que el PIB de la UE crecerá un 1,8% este año y un 1,9% en 2017, mientras que el PIB de la zona euro crecerá un 1,6% este año y un 1,7% en 2017. Según ha señalado Gurría. «La mayor parte de las recomendaciones de estos dos estudios económicos tienen una cosa en común: requieren una acción colectiva por parte de los países europeos.»
Para la OCDE, la cooperación continua sigue siendo necesaria para aplicar soluciones eficaces a los problemas comunes. «La alternativa a la acción colectiva no es el statu quo, sino algo peor: el riesgo de que Europa retroceda. Esto pondría en peligro lo logrado hasta la fecha por el mercado único y el resto del acervo de la UE, disminuyendo el crecimiento y la destrucción de puestos de trabajo en toda Europa.»
Los informes dicen que los países con espacio fiscal deben utilizar el presupuesto para impulsar el crecimiento. Dados los profundos recortes en la inversión pública llevados a cabo en la UE desde la crisis financiera global, los informes recomiendan aumentar el apoyo público a proyectos de inversión clave. La promulgación de amplias reformas para gravar las estructuras y el gasto público también favorecería el crecimiento.
Aliviar los problemas financieros traería beneficios a través de la economía, especialmente a las empresas del sector privado teniendo en cuenta los futuros planes de inversión. Para ello será necesario hacer frente a uno de los legados de la crisis - la resolución de la morosidad en muchos países, que ponen en peligro la estabilidad financiera y actua como un lastre para el crédito bancario.
Otra propuesta es la necesidad de medidas adicionales para reforzar el mercado único europeo, en particular con respecto a la movilidad laboral, que puede ser una herramienta clave para reducir el desempleo y aumentar la productividad. La reducción de barreras administrativas y regulatorias en el sector de los servicios y acelerar el reconocimiento de las cualificaciones profesionales de un país a otro para fomentar la movilidad interna.
Priorizar las soluciones transeuropeas para las redes de transporte y energía fragmentadas, impulsar la competencia en las industrias de red y mejorar la política de I + D y el mercado único digital daría también un fuerte impulso al PIB.
Entre los riesgos de retroceso económico en la UE que prevé la OCDE está el Brexit que motivaría incertidumbre económica y obstaculizaría el comercio y la inversión extranjera directa hacia el Reino Unido y la UE, afectando al crecimiento.