«El fracaso moral catastrófico de los líderes del mundo que vacilan y discuten entre sí somete a millones de personas a un sufrimiento en condiciones humanitarias desastrosas», dice la declaración de Amnistía. Por ejemplo, la organización humanitaria, con sede en Londres, recuerda cómo las operaciones para asistir a las personas que se han visto obligadas a huir de sus países siguen aquejadas por una lamentable falta de fondos.
Hasta el 2 de este mes, las iniciativas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para atender a los refugiados sirios solo habían recibido el 46 por ciento de los fondos necesarios. Mientras, en Sudán del Sur, solo se había aportado el 17 por ciento de los fondos solicitados para los programas de atención a personas desplazadas.
El trabajo para reubicar a las personas que necesitan refugio también ha sido inadecuado. Solo una de cada 10 personas de los 11,5 millones en situación de mayor vulnerabilidad han sido reasentadas.
El flujo hacia Europa de personas que huyen de conflictos ha alcanzado niveles sin precedentes, con unas 8.000 llegadas diarias y, sin embargo, son los países más pobres los que siguen soportando la mayor carga.
En la actualidad, los países en desarrollo de Oriente Medio, África y Asia albergan al 86 por ciento de las personas refugiadas con un mínimo apoyo. «El régimen internacional de protección de refugiados corre el riesgo de quedar hecho añicos si los gobernantes mantienen su fracaso deplorable a la hora de proteger a las personas más vulnerables que huyen de la guerra y de la persecución», incide el secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty.
La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, de 1951, y el posterior Protocolo de 1967 obligan a los países a asistir y a proteger a los refugiados en todas partes del mundo. Actualmente, 148 estados forman parte de uno o de ambos instrumentos, entre ellos destacan Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
Amnistía llama a las naciones más ricas a actuar en ocho áreas prioritarias.
La organización subraya la necesidad de responder reuniendo el total de los fondos solicitados por los llamamientos humanitarios para atender la crisis de refugiados, satisfacer todas las necesidades de reasentamiento, procurar rutas seguras y legales para los refugiados.
Además, hace hincapié en la necesidad de rescatar a las personas que se encuentran en peligro de muerte, permitir el cruce de fronteras, combatir la xenofobia y el racismo, investigar y procesar el tráfico y la trata de personas, así como ratificar y cumplir con la Convención para los Refugiados.
En el plan, la organización subraya la necesidad de que los estados pongan el salvamento de vidas por encima de la puesta en marcha de políticas migratorias. «Muchos gobiernos han estado ocupados diseñando formas de mantener a la gente fuera de sus fronteras, mientras miles de personas mueren. Es una decadencia moral del más alto nivel», subraya Shetty.
«Es un momento crucial, que definirá el legado de los actuales dirigentes mundiales a las generaciones futuras, la historia los juzgará con dureza a menos que cambien de actitud», prosiguió.
La violencia en Afganistán, Iraq, Siria y África subsahariana, así como la persecución en Asia sudoriental, es responsable de que tengamos el mayor número de personas en busca de refugio desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), hay casi 60 millones de personas desplazadas de sus hogares en el mundo, 19,5 millones de las cuales necesitan refugiarse en otro país.
Es decir que una de cada 122 personas es refugiada, está desplazada o solicitó asilo. Si fuera la población de un país, este ocuparía el lugar 24 por el número de habitantes.