Como determina el texto final emitido el 3 de este mes por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, el Plan requiere que los dueños de centrales eléctricas reduzcan un 32 por ciento sus emisiones de dióxido de carbono para 2030, en relación a sus registros de 2005. Entre 2005 y 2013, las emisiones de ese gas de efecto invernadero cayeron un 15 por ciento en el país, lo que colocó a Estados Unidos a mitad de la meta.
A los 50 estados del país se les permite crear sus propios planes de reducción de gases contaminantes derivados de las existentes unidades generadoras de electricidad, que se alimentan con combustibles fósiles. Las versiones iniciales de estos planes tendrán que ser presentadas para 2016, y las últimas para 2018.
Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, ha dicho que «el Plan es un ejemplo del liderazgo visionario que se necesita para reducir las emisiones y para afrontar el cambio climático».
En una reunión que el martes 4 mantuvieron Obama y Ban en la Oficina Oval de la Casablanca, el jefe del foro mundial elogió el papel de liderazgo del presidente estadounidense en el abordaje del cambio climático.
Estados Unidos es el mayor emisor mundial de dióxido de carbono después de China. Sin embargo, el elogio a Obama por sus esfuerzos en reducirlo parece sugerir un cambio en la percepción que se tiene de Washington, pasando de ser visto como uno de los principales infractores a ser un líder en el combate al recalentamiento planetario.
El anuncio del Plan tiene lugar después de una serie de logros diplomáticos por parte del gobierno de Estados Unidos, por ejemplo el acuerdo nuclear iraní y la normalización de las relaciones diplomáticas con Cuba. Muchos analistas atribuyen estas decisiones históricas al deseo de Obama de dejar un legado en el frente de la política exterior.
Y el Plan puede demostrar ser el legado verde de la Presidencia de Obama, cuyo segundo mandato culmina en enero de 2017.
«Este plan histórico implementa los primeros límites nacionales de la historia a la contaminación de carbono generada por centrales eléctricas, la mayor fuente de contaminación de la nación que fomenta el cambio climático», dijo Sara Chieffo, vicepresidenta de Asuntos del Gobierno en la Liga de Votantes por la Conservación.
«Si se considera junto con otros importantes avances logrados por el gobierno de Obama, como aumentar los estándares de eficiencia de los combustibles para vehículos y las inversiones en energía renovable, el Plan de Energía Limpia representa una reducción significativa de la contaminación con carbono para 2030, así como un impulso a la salud pública», continuó.
«Al dar estos pasos, el gobierno de Obama está demostrando un verdadero liderazgo en la reducción de la contaminación con carbono, fortaleciendo al creciente movimiento por la acción global», agregó Chieffo.
Sin embargo, igual que con los acuerdos con Irán y Cuba, que Obama tenga éxito en la implementación del Plan y el legado que pueda crear en base a él dependerá en gran medida del Congreso legislativo y del Poder Judicial. Tras ser objeto de críticas generalizadas, el Plan ha sufrido varias modificaciones, hasta que el texto final se publicó el lunes 3.
Si se compara esta versión con las anteriores, se ve que la actual se centra mucho más en las centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles como emisoras de dióxido de carbono, y menos en que los estados cumplan sus metas, como explicó Jody Freeman en un artículo para Político.
Antes del anuncio del Plan de Energía Limpia, los debates legales se habían centrado en otra regulación de la Agencia de Protección Ambiental que está en vigor desde 2011. Se trata de los estándares de mercurio y tóxicos aéreos (conocidos por sus siglas inglesas MATS), que buscan limitar las emisiones contaminantes peligrosas derivadas de centrales que funcionan con combustibles fósiles.
En un fallo del 29 de junio sobre Michigan versus la Agencia de Protección Ambiental, la Corte Suprema de Estados Unidos bloqueó la regulación de la entidad federal por una mayoría de cinco votos contra cuatro. Argumentó que la agencia no había considerado adecuadamente los costes de la regulación tal como requiere la Ley de Aire Limpio.
La Corte Suprema remitió el caso al Circuito del Distrito de Columbia a fin de efectuar más consultas y encontrar procedimientos consistentes con la opinión del tribunal. Varias organizaciones industriales y unos 20 estados apelaron la iniciativa de 2011 para regular las emisiones de contaminantes aéreos.
La decisión de la Corte Suprema puede verse como un contratiempo importante para la Agencia de Protección Ambiental y su iniciativa, pero también facilita el Plan de Energía Limpia al impedir que exista una doble regulación, que era uno de los principales argumentos legales de quienes se oponían al Plan, según destacaron Brian Potts y Abigail Barnes en un artículo en la revista Forbes.
Sara Chieffo nos dijo que los grandes contaminadores «están recurriendo a las mismas reglas de juego desesperadas con las predicciones fatalistas que usan desde que el presidente (Richard) Nixon aprobó la Ley de Aire Limpio en 1970. Pero una y otra vez, la historia demuestra que limpiar nuestro aire es bueno para nuestra salud y para nuestra economía».
El Plan de Obama se presentó cuando faltan menos de cuatro meses para la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que se realizará del 30 de noviembre al 11 de diciembre en París.
Dujarric, el portavoz de Ban, declaró que la iniciativa de Washington será crucial a la hora de definir si la cumbre francesa logrará o no aprobar «un acuerdo universal, duradero y significativo».