El último informe de Reporteros Sin Fronteras indica que 57 periodistas han sido asesinados en todo el mundo durante este año que termina, un 25% menos que el año anterior cuando murieron 76 reporteros mientras trabajaban. La mala noticia es que ha aumentado de forma considerable los secuestros que han llegado a 51.

El secretario general de la organización, Jean-François Julliard, ha dicho que «las autoridades de los países concernidos tienen una responsabilidad directa en la lucha contra la impunidad que rodea estos crímenes» porque «si los gobiernos no hacen todo lo posible para castigar a los asesinos de periodistas se convertirán en sus cómplices».

Los secuestros de profesionales de la comunicación son cada vez más frecuentes y por primera vez ningún continente ha escapado a estos hechos criminales, los periodistas se están convirtiendo en moneda de cambio puesto que los secuestros permiten a los raptores financiar sus actividades criminales y que los gobiernos cedan a sus reivindicaciones a la vez que transmiten su mensaje a la sociedad.

Afganistán y Nigeria han sido especialmente peligrosos para los periodistas, sobre todo el primero donde permanecen secuestrados desde el 29 de diciembre de 2009 dos periodistas franceses, Stephane Taponier y Hervé Ghesquiere y las tres personas que los acompañaban. Es el secuestro más largo del periodismo francés desde finales de los años 80.

La región donde se han registrado más muertes continúa siendo Asia, donde se han registrado 20 casos, once de ellos en Pakistán, otros ocho Afganistán, Colombia, Irak, México, Pakistán, Filipinas, Rusia y Somalia no experimentan ninguna mejora y la cultura de la violencia contra la prensa se ha enraizado.

Dos periodistas han sido asesinados en el espacio europeo, ha sido en Grecia y Letonia. Aún no han sido aclarados