Escrache no aparece en el Diccionario de la Real Academia Española que sí incluye el verbo escrachar para referirse a una expresión coloquial habitual del diccionario rioplatense que significa «romper, destruir o aplastar» y «fotografiar a una persona» en una segunda acepción.
También en el Diccionario de Americanismos se añade que el verbo escrachar significa «dejar en evidencia a alguien».
Esta definición se acerca más al escrache que la mayoría de los hablantes españoles han conocido este año 2013 relacionado con protestas y llamadas de atención públicas ante las casas de responsables políticos y autoridades para «poner en evidencia» una supuesta falta o un delito. Como sustantivo, la Asociación de Academias de la Lengua Española» ya lo reconoce como «manifestación popular de denuncia contra una persona pública a la que se acusa de haber cometido algún delito grave o acto de corrupción y que en general se realiza frente a su domicilio u otro lugar público al que concurra la persona denunciada».
Esta definición es la que ha saltado del Diccionario de Americanismos al nuestro y escrache ha sido reconocida este año por la Fundación del Español Urgente como Palabra del Año refiriéndose a «la manifestación convocada frente a domicilios de políticos y otros personajes públicos».
«Buscábamos una palabra que tuviera cierto interés desde el punto de vista lingüístico, bien por su origen o por cómo está formada, y que haya estado en el primer plano de la actualidad en los últimos meses», ha explicado el director general de la Fundéu BBVA, Joaquín Muller.
En los últimos meses hemos visto escraches frente al Congreso de los Diputados, escraches siguiendo al Ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón, escraches protagonizados por la Asociación de Afectados por la Hipoteca frente a sucursales bancarias y casas de políticos, también escraches de grupos «Pro-vida» frente a clínicas que practican la Interrupción Voluntaria del Embarazo. El escrache es cosa de todos.
«Escrache, añade Muller, reúne cualidades en los dos aspectos: es una palabra con un origen no del todo cierto, pero muy interesante, que ha llegado al español de España desde el de Argentina y Uruguay, y que se convirtió en protagonista de la actualidad y en el centro de una polémica en la que se cruzaban los elementos lingüísticos y los políticos».
Origen argentino-uruguayo
Durante los años 90 del pasado siglo, en medio del revuelo levantado por las numerosas investigaciones a los crímenes de las dictaduras de los gobiernos argentino y uruguayo, los medios de comunicación empezaron a utilizar el término escrache para referirse a las manifestaciones de ciudadanos ante los juzgados.
Según la Fundéu, el origen etimológico de la palabra es difuso y hay varias teorías. Podría estar en el vocablo italiano achiacciare (aplastar, astillar, machacar) o en el genovés scracca (escupir), palabras que podrían haber llegado al español gracias al lunfardo, la jerga usada entre las clases más bajas de Buenos Aires, en su mayoría emigrantes italianos. Otros teóricos la relacionan directamente con el verbo inglés to scratch (arañar, marcar).
Para elegir escrache como Palabra del Año, los filólogos y periodistas miembros de la Fundéu, fundación constituida por la agencia de EFE y el BBVA y asesorada por la Real Academia Española para velar por el buen uso del español en los medios de comunicación, han tenido que seleccionar entre varias candidatas propuestas por la propia organización pero también a partir de las consultas recibidas desde la población.
En la primera selección de doce palabras se advierte que la situación económica ha traído varias de ellas: «copago», «ere», «quita» o «austericidio» (poner fin a las medidas de austeridad).
Internet y las redes sociales han aportado «meme» (algo así como una unidad de información cultural que se transmite rápidamente, de manera viral, entre un colectivo), «wasapear» o «auto-foto», la ciencia aporta «bosón», el deporte «cholismo» (se puede resumir como una filosofía basada en el carácter y la fe en uno mismo, inspirada por el entrenador del Atlético de Madrid, Cholo Simeone) y, por primera vez usada en la historia de la Iglesia, «expapa», con motivo de la renuncia de Benedicto XVI.