El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que monitorea el campo de batalla, estima que murieron más de 6.000 mujeres y más de 9.400 niños y niñas hasta finales de agosto. Pero el total de víctimas fatales desde el comienzo de la guerra, en marzo de 2011, supera las 190.000.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera «atroz» el número de muertes en Gaza que superar los 2.200 palestinos fallecidos, entre ellos 459 niños y niñas y 239 mujeres; por otra parte, totalmente desproporcionado en comparación con los 64 soldados israelíes, dos civiles y un ciudadano extranjero que perdieron la vida en la operación Margen Protector.
En ese contexto, la Red Internacional de Acción de la Sociedad Civil (ICAN, en inglés) realiza una conferencia de cinco días en Turquía, que concluirá este martes 11 y que se concentra en dos de los mayores desafíos que afrontan las mujeres, en especial en Oriente Medio: el extremismo y el militarismo.
«El año pasado, nuestras contrapartes han afrontado desafíos inconcebibles, desde violencia por motivos políticos y religiosos, pasando por graves dificultades económicas, hasta el cierre de espacios públicos», precisa ICAN.
Entre los participantes en el encuentro hay más de 50 mujeres activistas de 14 países de Oriente Medio, África del norte y Asia meridional, incluidos Egipto, Irán, Iraq, Palestina, Tayikistán, Libia y Yemen.
Al subrayar la importancia de la reunión, Sanam Anderlini, una de las fundadoras de ICAN, dice que es la primera vez que mujeres de la región se encuentran para hablar de sus experiencias desde que en Oriente Medio ocurrieran tres acontecimientos significativos: el surgimiento del Estado Islámico (EI), el bombardeo de Israel contra Gaza y las elecciones tunecinas.
Lo más importante, señala, es que el encuentro se concentra en las estrategias y las perspectivas de las mujeres respecto de la crisis actual, así como en las soluciones a los problemas de la propagación del extremismo y del militarismo estatal.
ICAN divulgó un comunicado el miércoles 5 en el que señala que las mujeres siguen excluidas de los espacios internacionales de decisión y de los medios, pese a las disposiciones de la histórica resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre mujeres, paz y seguridad. A la vez que, la baja representación de las mujeres (tres de los 14 integrantes) en un nuevo panel de especialistas de la ONU sobre operaciones de mantenimiento de la paz ha generado duras críticas.
Stephen Lewis, ex subdirector ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), se quejó de la marginación de las mujeres en un panel tan importante, que preside el expresidente de Timor Oriental, José Ramos Horta.
En una carta dirigida al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, los directores de AIDS-Free World, el propio Lewis y Paula Donovan, escribieron: «Es necesario revertir esta tendencia. La equidad de género que usted dice defender solo podrá alcanzarse con la designación de ocho mujeres más en el panel».
«Si un panel de ese tamaño le parece complejo, entonces algunas de las personas que designó deben dejar sus asientos a mujeres cualificadas para poder lograr un equilibrio», propusieron. «Si deja las cosas como están, este panel será un testimonio de la enorme e insalvable hipocresía entre las acciones y la retórica de la ONU», criticaron.
Cuando se solicitó un comentario al respecto, el portavoz de la ONU, Farhan Haq, declaró: «Creo que este es uno de esos momentos en que no queda otra cosa que expresar nuestras más sinceras disculpas». «Nos esforzamos al máximo por lograr la equidad de género y el equilibrio regional en estos grandes paneles y a veces es una cuestión de disponibilidad», explicó. «Pero a veces cometemos un error, tienen toda la razón, es un número muy bajo, tendremos que mejorar», añadió.
El 31 de octubre se conmemoró el 14 aniversario de la resolución 1325, que subraya la importancia de una participación igualitaria de las mujeres y su implicación en los esfuerzos de mantenimiento y promoción de la paz y la seguridad. También urge, antes que nada, a aumentar la representación femenina en todos los niveles de decisión en instituciones nacionales, regionales e internacionales y en los mecanismos de prevención, manejo y resolución de conflictos.
Al ser consultada si la resolución 1325 ha tenido algún impacto en la seguridad de las mujeres en zonas de guerra, Anderlini nos dijo que la situación varía de un país a otro. En Sudán del Sur, por ejemplo, la organización no gubernamental Peace Force capacitó a varios grupos femeninos para distribuirlos por todo el país.
En Filipinas, indicó, las mujeres han reclamado y creado un grupo civil exclusivamente femenino de monitoreo del cese del fuego. «Marcan una diferencia porque prestan atención a la seguridad de los civiles asegurándose de que las personas tengan un corredor humanitario seguro», apunts Anderlini.
También dijo que, en general, la ONU y los estados miembros no han hecho todo lo que podrían hacer. Por ejemplo, dijo, India desplegó una unidad femenina para el mantenimiento de la paz en Liberia. Otros países podrían hacer algo similar.
«Sin duda ayudaría a disminuir el riesgo o la incidencia de abusos sexuales de mujeres locales por parte del personal de mantenimiento de la paz», subrayó Anderlini.