El próximo jueves los 27 decidirán quién será el primer presidente estable de la Unión Europea y quién será su «ministro de Exteriores». En las últimas semanas han circulado varios nombres, pocas figuras y aún menos mujeres como posibles candidatas. Con una excepción, la ex presidenta de Letonia, Vaira Vike-Freiberga, ha dicho a los líderes de la Unión que ella sí que vale.
Y para demostrarlo ha desarrollado estos últimos días una actividad frenética de promoción de su candidatura. No valen falsas modestias para Vaira. «Haría un buen trabajo, soy mujer y de un país del Este». Con esa tarjeta de presentación ofrece entrevistas, busca influencias e incluso apoyo popular en una web creada a propósito, www.awomantoheadeurope.com.
Desde España y muchos otros países de Europa, Letonia se ve muy lejos ciertamente y su ex presidenta es una gran desconocida, pero Vaira apunta maneras y tiene una biografía oficial consistente. Nació en Riga en 1937, huyó con su familia durante la ocupación soviética de Letonia en 1945 y se refugió en Alemania, luego Marruecos para establecerse después en Canadá, antes de volver a su país. Es doctora en psicología y experta en semiótica, cualidades de las que la UE, sin duda, anda escasa. Algún experto imparcial reconoce que es una excelente negociadora, con capacidad de liderazgo, que habla varios idiomas y además es una mujer respetada en todas las cancillerías de la UE.
¿Alguien da más? Desde luego, no los otros nombres que han sonado hasta ahora, Junker, Balkenende, Van Rompuy o un Tony Blair que se ha quedado sin bazas, sobre todo, cuando se ha sabido este viernes que tendrá que testificar ante la comisión que investiga la participación británica en la guerra de Iraq.
Pero además, por convicción o por pose, los jefes de las instituciones comunitarias han apostado claramente por una mujer para ocupar esos cargos. El presidente del Parlamento europeo, Jerzy Buzek, lo ha dicho expresamente y el presidente de la Comisión, Durao Barroso, indirectamente, cuando repite que le gustaría que el nuevo ejecutivo comunitario tuviera más mujeres. Ahora son 8 y 19 hombres. El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, también se ha sumado a esa petición y ha afirmado que «luchara porque uno de los dos cargos lo ocupe una mujer».
Lo que está demostrando esta guerra de nominaciones, en cualquier caso, es la mínima representación política de las mujeres en la alta política europea, las pocas mujeres que realmente tienen currículum, categoría e influencias para conseguirlo. En este tiempo, sólo otra mujer ha sonado para alguno de los cargos, la ex presidenta de Irlanda, Mary Robinson, que se ha descartado por su compromiso actual con el impacto del cambio climático en los países pobres.
Otro nombre ha aparecido al final de la lista, en este caso como posible sustituta de Solana, la griega Ana Diamantopoulou, ministra de educación y ex comisaria europea de Asuntos Sociales entre 1999 y 2004.
Con este panorama de verdad desolador, Vaira Vike Freiberga, a pesar de ese complicado nombre, tiene muchas papeletas de convencer y vencer. Se lo merece... o nos lo merecemos.euroXpress