Comenzó su carrera en 1931 con un documental mudo sobre Oporto, la ciudad que le vio nacer y que le ha visto morir. Pero su primer trabajo en el cine fue como actor, entre las películas en las que intervino está la segunda que se rodó con sonido en Portugal. Nunca dejó de aparecer en sus películas.
La dictadura de Salazar cortó su carrera de cineasta y hasta comienzos de los setenta se limitó a los documentales. Pero fue a partir de la Revolución de los Claveles, aunque ya tenía 75 años, cuando comienza a hacer cine en mayúsculas apoyado en su otra pasión, la literatura.
Recibe el León de Oro de Venecia en 1985 por 'El zapato de raso' sobre la obra teatral de Paul Claudel. Le siguen Mi caso (1987), a partir de un texto de José Régio; Los caníbales (1988), cantada; No, o la vana gloria de mandar (1990), sobre la historia portuguesa. La Divina Comedia (1991); El día de la desesperación (1992), sobre el suicidio del escritor Camilo Castelo Branco; Valle Abrahám (1993), basada en Agustina Bessa Luís; A Caixa (1994), a partir de la obra homónima Alvaro de Carvalhal; El convento (1995), a partir de otra novela de Agustina Bessa Luís; Party (1996), según la pieza teatral de la misma Agustina Bessa Luís; Inquietud (1998), que difunde tres relatos de escritores de diversas épocas y estilos; La carta (1999), basada en la obra central de Madame de La Fayette; Palabra y utopía (2000), sobre la vida y sermones barrocos del padre Antonio Vieira (1608-1697).
El siglo XXI le encuentra trabajando en documentales y películas y ya centenario, hizo Singularidades de una chica rubia (2009), a partir de un cuento de Eça de Queiroz; y El extraño caso de Angélica (2010), sobre un viejo proyecto que no llegó a rodar en los años cuarenta.
En 2002 recibió el premio Mundial de las Artes y la Palma de Oro de Honor del Festival de Cannes.
Su esposa, María Isabel Brandao de Meneses y sus cuatro hijos le sobreviven.