Han pasado tres años de crisis, ha habido dos rescates financieros y un cambio de gobierno en Atenas desde que el presidente de la CE estuvo allí por última vez. Este jueves, tras entrevistarse con el primer ministro, Antonis Samaras, Barroso ha mostrado su confianza en que el gobierno griego mantenga sus compromisos de ajuste con Bruselas y ha apostado por la permanencia de Grecia en el euro. Pero, por si acaso, el presidente de la Comisión Europea ha lanzado una serie de advertencias claras.
Primero ha justificado los sacrificios exigidos a la población griega –«estoy de acuerdo en que algunos esfuerzos parecen injustos»- para que el país recupere una competitividad que permita un futuro viable, con independencia de la crisis. Y luego ha recordado los compromisos adquiridos por Atenas en el segundo programa de rescate, sin dudar en citar la aceleración de reformas estructurales, privatizaciones, reformas de la administración públicay lucha contra la evasión fiscal.
«La palabra clave aquí es: cumplir, cumplir, cumplir. El principal problema es la aplicación (de esos compromisos) para obtener resultados. Para mantener la confianza de los socios europeos e internacionales, los plazos deben terminar. Las palabras no son suficientes. Las acciones son mucho más importantes», ha amenazado Barroso.
Palo y zanahoria. A cambio, el jefe del ejecutivo comunitario, sigue ofreciendo el apoyo «inequívoco» de Bruselas y del eurogrupo al gobierno griego. «Todos los jefes de Estado y de Gobierno de la zona del euro han declarado en los términos más claros posibles que Grecia debe permanecer en el euro, siempre y cuando los compromisos se respeten. Y ha habido solidaridad con Grecia», ha recalcado Barroso, quien se ha confesado «amigo de Grecia» para recordar que fuera de la eurozona los griegos vivirían peor. «Quedarse en el euro es la mejor opción para evitar penurias peores y dificultades para los ciudadanos griegos, especialmente los más vulnerables».