Como siempre en el campo hay que mirar al cielo, porque si las condiciones climáticas son adversas estas previsiones pueden no cumplirse.
En general, Europa ha sufrido un invierno muy crudo. Diciembre, enero, febrero y marzo han sido muy fríos y eso ha retrasado el comienzo de la temporada. La primavera y el comienzo del verano han sido especialmente secos en Reino Unido, el oeste de Francia, Benelux, norte de Alemania, este de Polonia y Grecia. Mientras que en Chequia, Eslovaquia, Humgría, Polonia y Rumanía hubo inundaciones. En cambio España e Italia han tenido una primavera lluviosa. De acuerdo con estos datos obtenidos por satélite y a modelos matemáticos de simulación del crecimiento de los cultivos el servicio científico interno de la Comisión Europea, el Centro Común de Investigación (JRC) ha hecho un pronóstico de las cosechas.
Los cereales estarán por encima de la media de los últimos cinco años, aunque la superficie sembrada ha disminuido en un 3% respecto al pasado año.
La cosecha de trigo blando será superior a la media, pero los dos grandes productores Alemania y Francia van a tener una cosecha bastante por debajo de la de 2009.
España va a tener un 16% menos de cosecha, las lluvias han afectado de forma negativa en Andalucía. Sin embargo la cebada de primavera va a estar en un 15% por encima de la media de los últimos cinco años, España es la cuarta productora de este cereal.
Quien lo tiene peor es Rusia que ha sufrido condiciones muy críticas de calor y sequía que van a afectar gravemente a la producción vegetal de invierno, especialmente a lo largo del río Volga.
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