La Comisión Global sobre Economía y Clima, presidida por el exmandatario mexicano Felipe Calderón, ha presentado esta semana en la sede de la ONU en Nueva York, un documento titulado «La Nueva Economía Climática» (NCE, en inglés).
Se trata de una iniciativa independiente creada por Colombia, Corea del Sur, Etiopía, Gran Bretaña, Indonesia, Noruega y Suecia, que tiene previsto compartir el contenido del informe con autoridades y gobernantes en un próximo periodo de consultas. «El documento da un mensaje claro a los gobiernos y al sector privado: podemos mejorar la economía y a la vez hacer frente al cambio climático», destaca Calderón. «El futuro crecimiento económico no tiene por qué copiar el camino de las altas emisiones de carbono andado hasta ahora»,.
Concentrándose en el conjunto, más que en países individuales, el informe traza el camino que la economía mundial debe tomar en los próximos 15 años. Para mejorar la vida de los pobres y reducir las emisiones de carbono hasta concentraciones que sean seguras, tendrá que producirse una gran transformación. Pero aquí está la sorpresa: costará mucho menos de lo esperado. En el contexto de que todo siga igual, el mundo invertirá unos 89 billones de dólares en infraestructura urbana, agrícola y para generar energía en los próximos 15 años, pronostica el informe.
Además, el camino con bajas emisiones de carbono requerirá de unos 94 billones de dólares en el mismo tiempo y sus beneficios de reducir la escasez de recursos y mejorar la calidad de vida compensarán de sobra la diferencia. La ventana de las oportunidades no permanecerá abierta mucho tiempo.
En términos de sistemas urbanos, el encargado de programas globales del informe, Jeremy Oppenheim, explica que «Nuestro principal interés ha sido cómo generar una mayor productividad en las ciudades mejorando los sistemas de transporte». La expansión urbana es el enemigo cuando de construir ciudades respetuosas del ambiente se trata. Por ejemplo, Barcelona (España) y Atlanta (Estados Unidos) tienen ambas cinco millones de habitantes, pero en la primera se concentran en 162 kilómetros cuadrados, mientras que en la segunda en 4.280 kilómetros cuadrados. Eso hace que la estadounidense emita 10 veces más dióxido de carbono por persona que la española. Las ciudades eficientes suelen tener un mejor comportamiento ambiental y económico. Los países de bajos ingresos deben «construir bien su infraestructura la primera vez para urbanizarse con una alta productiva», explica Oppenheim.
En lo que respecta a la agricultura, el segundo sistema, «creemos que es posible aumentar la productividad en más de uno por ciento al año», apunta. El informe NCE señala que «restablecer el 12 por ciento de las tierras degradadas podría servir a alimentar a unas 200 millones de personas en 2030, a la vez que fortalece la resiliencia climática y reduce las emisiones» contaminantes.También recomienda que los gobernantes detengan la deforestación de los bosques naturales para ese año y recuperen por lo menos 500 millones de hectáreas degradas y tierras cultivables.
En lo que respecta al tercer sistema, la energía, la mayor oportunidad económica y ambiental vendrá al abandonar el uso generalizado del carbón, que no es tan eficiente desde el punto de vista económico como se pensaba, en especial debido a que los problemas de salud causados por la contaminación reducen el ingreso nacional alrededor de un cuatro por ciento al año, en promedio.
El informe recomienda detener la construcción de nuevas plantas de carbón de inmediato en los países ricos y para 2025 en los de medianos ingresos. El gas natural puede servir como medida provisoria por un corto plazo, pero también tendrá que dar paso a alternativas con bajas emisiones de carbono. «Estamos sorprendidos por el avance logrado en materia de energías renovables», destaca Oppenheim. «El coste de la alternativa solar disminuyó un 90 por ciento en los últimos cinco años», apunta.
Pero las autoridades tendrán que tomar algunas decisiones significativas para facilitar el cambio. Actualmente, el mercado está distorsionado por los subsidios a los combustibles fósiles. Según el documento NCE, los subsidios estatales ascienden a unos 600.000 dólares, mientras que los de las alternativas limpias solo llegan a 100.000.
«Tienen que desaparecer», asegura Nicholas Stern, vicepresidente de la Comisión. «Dan una señal equivocada. Alientan el uso de combustibles fósiles contaminantes y subsidian el daño». Es posible que el informe NCE sea uno de los documentos sobre cambio climático más optimistas que haya salido del foro mundial en años, pero sus autores reconocen que sus recomendaciones pueden ser difíciles de seguir. «El documento se concentra en reformas beneficiosas para todos a fin de fortalecer el crecimiento, reducir la pobreza y mejorar el bienestar, y también ayudar a hacer frente a los riesgos climáticos», explica Milan Brahmbhatt, del Instituto de Recursos Mundiales. Pero beneficiosas para todos no quiere decir fáciles de implementar, acota.
La presentación del informe se hizo una semana antes del comienzo de la Cumbre sobre el Clima, que reunirá a una cantidad sin precedentes de gobernantes que comprometerán públicamente sus esfuerzos nacionales para mitigar las consecuencias del cambio climático. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, espera lograr la suficiente voluntad política como para lograr un acuerdo vinculante en las negociaciones del año próximo en París.
El informe solo cubre 15 años, pero «después de 2030 las emisiones globales netas deberán reducirse hasta casi cero en la segunda mitad del siglo», acota. Puede que el documento no cubra todo, pero sí tranquiliza a los gobernantes sobre las enormes posibilidades del crecimiento verde. Calderón cree que el mensaje optimista del informe y su mensaje práctico tendrán un gran impacto.
«Con este documento ahora tenemos un conjunto de instrumentos que los gobernantes podrán utilizar para promover el crecimiento que todos necesitamos, a la vez que reducen los riesgos climáticos que todos corremos», añade el expresidente mexicano.