En el pleno de febrero, el final del roaming en 2015 fue la «vedette» de las sesiones parlamentarias, en marzo lo fueron la protección de datos y el espionaje a los ciudadanos y en abril, el acuerdo de Unión Bancaria. La séptima legislatura se cierra con castillo de fuegos. Los eurodiputados han dejado para la última fotografía los temas de seguridad ciudadana y la nada menospreciable Unión Bancaria. Pero entre una norma y otra, también han dado el visto bueno a otros temas, que siendo menores, tienen su importancia y demuestra que en Bruselas-Estrasburgo, es donde se perfilan las leyes, que luego el Consejo, los Estados Miembros y la Comisión se encargan de retocar.
Esta semana en Estrasburgo, se han reformado varias normativas sobre el Fondo de Solidaridad, para tratar de agilizarlo en el caso de catástrofes naturales. Según el acuerdo, se amplía el plazo para solicitar ayuda de 10 a 12 semanas y se anticipa el 10% de la ayuda en caso de desastres. El Fondo se centrará en las catástrofes de mayor envergadura y se activará cuando los daños superen los 3.000 millones de euros o supongan el 0;6% del RNB del país se haya visto afectado.
Estrasburgo ha aprobado también el nuevo Fondo Europeo para la pesca y asuntos marítimos, que contará con 6.500 millones de euros entre 2014 y 2020 y asignará más apoyos a las medidas de control y vigilancia para asegurar una pesca sostenible de los recursos comunitarios. En el ámbito de la pesca, se han aprobado tres nuevos protocolos con Seychelles, Madagascar y Comores, beneficiando así a las flotas atuneras de España, Portugal y Francia, cuyos buques podrán pescar en las aguas territoriales de estos países. Esos gobiernos recibirán una contrapartida económica de la UE que asciende a unos 40 millones de euros.
Según otro acuerdo del PE, los policías fronterizos que participen en patrullas de la Agencia Europea de Control de Fronteras (Frontex) estarán obligados a dar prioridad a la búsqueda y salvamento de inmigrantes que se encuentren en riesgo en el mar cerca de las costas europeas, principalmente las mediterráneas. Frontex estará obligada a salvar a los inmigrantes en riesgo y no podrá bloquear ni rechazar la llegada de barcos de inmigrantes en alta mar. Sus agentes únicamente estarán autorizados a avisarles de que no pueden entrar en las aguas territoriales de un Estado miembro. El texto legal impide que se apliquen sanciones penales para los capitanes de barcos o los pescadores que rescaten a inmigrantes llegados a la UE de manera irregular a través de sus fronteras marítimas. La comisaria europea de Interior, Cecilia Malmstrom, ha señalado que es «un paso adelante para mejorar la vigilancia en el mar y resolver las dudas sobre la forma adecuada de actuar ante una determinada situación».
Los aliens también han pasado por el aro de Estrasburgo. La Agencia Europea de Medioambiente, calcula que hay más de 10.000 especies (animales o plantas) no autóctonas en Europa, al menos 1.500 son invasivas y peligrosas. Se calcula que los daños que producen son de más de 12.000 millones de euros anuales. Para combatirlas se reforzarán los controles en las fronteras y se elaborará una lista con las más problemáticas, que quedarán prohibidas. Es el mayor bloque de legislación comunitaria de biodiversidad aprobada en Europa desde 1992.
No son especies invasoras, pero las abejas han vuelto a estar presentes en los papeles de los eurodiputados. Los parlamentarios han pedido nuevas normas de etiquetado de la miel para que a partir de ahora sólo se señale si contiene polen genéticamente modificado. Cuando suponga más del 0,9% del producto, quieren que el polen sea considerado como un «componente natural específico de la miel» y no un ingrediente de la misma. En ese sentido Greenpeace ha criticado la decisión del PE por considerar que convierte a las abejas en vehículo de la contaminación, a través de la miel, y que limita la información que los consumidores reciben sobre este alimento.
De etiquetado han hablado los diputados esta semana. La Eurocámara ha aprobado la obligatoriedad de las etiquetas que indican el país de origen del producto, conocidas como «made in», con el objetivo de mejorar la protección al consumidor y la libre competencia leal entre fabricantes. Ha habido división entre norte y sur. Mientras que los países mediterráneos respaldaban que en el etiquetado constara el origen, los centroeuropeos eran defensores de que esas etiquetas fueran voluntarias. En caso de que un producto sea producido en más de un país, contará el que haya realizado la última transformación.
De otro consumo, el que perjudica al medioambiente, se ha debatido en la eurocámara. Cada año en Europa se utilizan aproximadamente 100.000 millones de bolsas de plástico, cifra que se espera que aumente hasta los 110.000 millones en 2020, lo que implica que cada europeo usa de promedio 200 bolsas de plástico al año,eso significa que se consumen 1 millón cada 5 minutos. El 89% se suelen usar una sola vez y acaban en la basura o en el mar. Ante esta problemática medioambiental el PE ha aprobado la revisión de la actual directiva sobre envases y residuos de envases y se exige a los gobiernos que tomen medidas para reducir el 80% del uso de plástico en 2019.
Pero ese tema es uno de los deberes que tendrá que realizar el nuevo Parlamento Europeo surgido de las urnas en mayo. Deberán cerrar un acuerdo con los Estados miembro y con la Comisión para abordar esta problemática y buscar soluciones.