«No a un salario mínimo, gracias». Ha sido la elección del 77% de los votantes suizos. La propuesta de los sindicatos, apoyados por socialistas y verdes, era fijar un sueldo mínimo de 22 francos suizos a la hora. Al cambio, casi 3.300 euros brutos al mes.
«El resultado ha sido malo, pero ha servido para concienciar de lo importante que es un salario digno», dicen los sindicatos para consolarse. «La gente quiere que el sueldo se siga negociando entre empresa y trabajadores», responde el presidente de la patronal, que apostilla que es la segunda vez que Suiza dice NO a la intervención del Estado. El ministro de Economía, Johann Schneider-Ammann, cree que «es una señal clara en favor de nuestra plaza económica, de nuestro mercado de trabajo y de nuestra (forma de) convivencia social».
Acostumbrados a acudir a las urnas varias veces al año, los suizos rechazaron hace seis meses limitar los sueldos de los directivos, de forma que ninguno ganara en un solo mes más de lo que cualquier empleado de su compañía gana en un año. Entonces, el argumento era que el país podría perder competitividad. Ayer ganó la opinión de que un salario mínimo puede provocar despidos y aumentar las desigualdades sociales. Ganaron los medios económicos que habían advertido que un salario mínimo perjudicaría a los trabajadores con los salarios más bajos y que afectaría a la productividad de pymes que se verían obligadas a reducir plantillas.
Los suizos también se opusieron, aunque por un margen muy estrecho -53,4 por ciento- a la adquisición de 22 aviones de caza Gripen, de fabricación sueca, un gasto de 2.500 millones de euros para el cual el Parlamento helvético ya había dado su aval hace ocho meses. Esto obligará a anular la operación pactada con Suecia y que tenía por finalidad reemplazar una flota de otro tipo de aviones de combate que, con treinta años de funcionamiento, son considerados obsoletos.
Otra tema que se votó ayer la propuesta de que se prohíba de por vida a las personas condenadas por abuso sexual de niños ejercer cualquier actividad en la que estén en contacto con menores. Esta iniciativa recibió un 63,5 por ciento de votos a favor y triunfó en los 26 cantones de Suiza.
Suiza se ha convertido en un modelo ejemplar de democracia directa y al contrario de lo que ocurre en la mayoría de países de la Unión Europea, y se teme que en las elecciones del domingo vuelva a suceder, la participación ha sido una de las más elevadas de los últimos diez años. Este domingo acudían a votar el 56% de los suizos. El referéndum muestra que los suizos son muy reticentes a apoyar cambios o medidas que puedan limitar la libertad empresarial o amenazar la competitividad del país.