En una conferencia política sobre los ODS y la Agenda de Desarrollo Posterior a 2015, el principal grupo de pueblos indígenas recordaba que ya en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), no se reconoció a este sector poblacional con su identidad y características específicas.
Los ocho ODM, aprobados en otra cumbre mundial en el año 2000 en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, serán reemplazados por los 17 ODS desde fines de este año.
Para los pueblos indígenas el no haberlos tenido en cuenta de manera diferenciada en temas como la erradicación de la pobreza extrema, ha hecho que los resultados de los ODM sean limitados.
Agregan que los ODM se implementados sin tener en cuenta los aspectos culturales, generando «inadecuados programas de desarrollo para los pueblos indígenas, incluidas acciones discriminatorias relativas a la educación, la salud y los servicios básicos».
«Todo proyecto que no incluya la participación de los pueblos indígenas vuelve invisibles sus necesidades», dijo Sandra del Pino, asesora regional para las Américas sobre Diversidad Cultural en la Organización Mundial de la Salud (OMS). «La falta de diálogo con los pueblos indígenas y de su participación en cualquier proceso constituye la principal barrera», nos explica.
Se estima que hay 370 millones de integrantes de pueblos originarios viviendo en más de 70 países. Continúan estando entre las poblaciones más marginadas del mundo, según la OMS. Divulgar la necesidad de una mayor participación e inclusión de las comunidades indígenas y sus perspectivas es uno de los principales objetivos del Día Internacional.
La situación de las comunidades aborígenes en materia de salud difiere de manera significativa de la de grupos no indígenas en todo el mundo, motivo por el cual la salud es el tema principal de la conmemoración de este año.
«Este Día Internacional se centrará en analizar cómo acceden los pueblos indígenas a los servicios de salud, cuáles son las causas de la exclusión y cómo podemos contribuir a reducir esas brechas existentes en la salud infantil y materna, la nutrición, las enfermedades transmisibles y otros», plantea Del Pino.
«Las niñas y los niños nacidos en familias indígenas a menudo viven en áreas apartadas, donde los gobiernos no invierten en servicios sociales básicos como atención a la salud, educación de calidad, justicia y participación, y los indígenas corren particular riesgo de no ser registrados al nacer y de que se les nieguen documentos de identidad», agrega.
El Preámbulo de la Constitución de la OMS declara que «la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Similar postulado es el de los valores de los sistemas de medicina tradicional de las comunidades indígenas. Según estimaciones de la OMS, por lo menos el 80 por ciento de la población en los países en desarrollo depende de esos sistemas tradicionales como su principal fuente de atención a la salud.
De todas las barreras a las que deben hacer frente los pueblos originarios, probablemente sean las culturales las que implican el desafío más complejo, dijo Del Pino. «Esto se debe a que hay escasa comprensión de los factores sociales y culturales que se derivan del conocimiento, las actitudes y las prácticas en la salud» de esos pueblos, detalló.
Roberto Mukaro Borrero, un líder indígena taíno y representante del Consejo Internacional de Tratados Indios y de la Confederación Unida del Pueblo Taíno, nos dice que para generar más comprensión tiene que hacerse más hincapié en crear asociaciones cooperativas e informadas entre los sanadores tradicionales, profesionales de la salud no tradicional, agencia de servicios de salud, organizaciones y comunidades.
Estas asociaciones deberían reconocer el claro vínculo que existe entre la pobreza que padecen los pueblos originarios y sus condiciones de salud, sostuvo este líder de los taínos, habitantes ancestrales de diferentes islas del Caribe insular, como las Bahamas y las Antillas Mayores y las Antillas Menores.
«Los gobiernos deben implementar los compromisos asumidos para con los pueblos indígenas en acuerdos internacionales como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y la Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas, entre otros», dijo Borrero.
«Estos acuerdos se crearon para mejorar el bienestar de las comunidades aborígenes en todo el mundo, pero la voluntad política, incluida una adecuada asignación de recursos, es un requisito para su éxito», añadió.
El cambio climático y los peligros ambientales también tienen un impacto desproporcionado sobre la salud de los pueblos indígenas. Muchas veces, «están más expuestos a estos desastres porque viven en las áreas más vulnerables y aisladas», dijo Del Pino.
Otro motivo que los sitúa entre los más afectados por el cambio climático es su estrecha dependencia del ambiente y sus recursos, señaló. En la Amazonia, por ejemplo, la deforestación y la fragmentación forestal hacen que se libere más carbono a la atmósfera, lo que potencia los cambios, agregó.
«Las sequías de 2005 causaron incendios en la Amazonia occidental. Es probable que esto ocurra de nuevo, pues los bosques tropicales se reemplazan por sabanas, lo que tiene un efecto enorme sobre los medios de sustento de los pueblos indígenas de la región», ejemplificó.
Es fundamental que estas comunidades sean tenidas en cuenta en la nueva Agenda Post 2015, para «que nadie quede rezagado» en el cumplimiento de los ODS, concluyó.