«Estaba claro que, desde que se lanzó la propuesta sobre las cuotas, no habría apoyo de los Estados miembros», admitían fuentes comunitarias poco antes de la Cumbre. Y así ha sido. Los países admiten que a causa de «la emergencia actual» debe haber «una respuesta europea», pero sin imposiciones. Están dispuestos a acoger a 40.000 refugiados sirios y eritreos que se encuentran actualmente en Grecia e Italia, y 20.000 de terceros países como Jordania y Turquía, aunque todavía no se ha entrado en detalles de cuántos refugiados debería acoger cada país.
También han pedido que se acelere el regreso de las personas que no tengan derecho a asilo para evitar que «sólo» el 40 % de los inmigrantes económicos sean devueltos a sus países, como ocurre actualmente. Los estados han propuesto a la Alta Representante para la Política Exterior, Federica Mogherini, que empiece un diálogo con los países de origen de los inmigrantes irregulares para aumentar la cooperación y disuadir a las personas «de poner su vida en peligro». También han decidido cambiar el mandato de Frontex para no sólo vigilar las fronteras, también que sea capaz de devolver inmigrantes desde los países con máxima presión migratoria.
Asimismo, subrayaron la importancia de establecer mejores controles para fichar a las personas que llegan ilegalmente a los países. Una de las críticas contra Italia, y una de las principales desavenencias entre Roma y París, tras los disturbios en un improvisado campo de refugiados en la localidad fronteriza de Ventimiglia para intentar entrar en Francia a principios de mes. El rifirrafe entre los Estados miembros y la Comisión Europea no ha hecho más que empezar. El presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, ha reiterado que defiende su propuesta hasta el final. «Hemos puesto nuestra propuesta sobre la mesa y no la cambiaremos», ha insistido.
La propuesta de la Comisión ha recibido casi un rechazo unánime de los Estados miembros, excepto de Grecia e Italia; algunos como España, están molestos por la imposición de los porcentajes y los baremos aplicados para establecerlos. «No tenemos consenso entre los Estados miembros en las cuotas obligatorias de inmigrantes. No obstante, al mismo tiempo, el hecho de que pueda ser voluntario no es una excusa para no hacer nada. Sólo será creíble si ofrecen compromisos precisos y significativos a finales de julio a más tardar», ha pedido el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. «La solidaridad sin sacrificio es pura hipocresía», ha espetado.
Está en manos de los ministros de Interior, que deben reunirse el próximo 10 de julio
La cuestión es que los estados miembros tienen poco tiempo para ponerse de acuerdo y explicar claramente cuál será la cantidad de personas que serán capaces de acoger cada uno. Según la propuesta del Ejecutivo comunitario, España tendría que aceptar 5.800 personas a través de criterios basados en la población, PIB, esfuerzos hechos en el pasado, y tasa de desempleo, criterios que el gobierno de Mariano Rajoy rechaza. Pero con la llegada del buen tiempo, las mafias aprovechan para enviar más pateras, aumentando la presión, especialmente en Grecia e Italia, pero también en Hungría, una ruta mucho más segura y donde los traficantes cobran tarifas menos caras.
Por esta razón, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, anunció recientemente la creación de una valla en su frontera y ya ha amenazado con desobedecer el acuerdo de Dublín, que establece que un país tiene la obligación de gestionar la demanda de asilo de un refugiado, aunque su intención sea desplazarse a otro país. Según los últimos datos de Eurostat, la agencia europea de estadística, Hungría ha sido el segundo país en recibir más demandas de asilo en el primer trimestre del año, un 17.8 %, después de Alemania (39,6 %). «Esto no es una excusa [levantar una valla], pero el hecho de que sea el segundo país en recibir más demandas de asilo es una de las explicaciones», comentan fuentes comunitarias.
Aunque el debate sobre el reparto de refugiados no afecta directamente al Reino Unido, el primer país en anunciar que no participaría (según los tratados no está obligado, tampoco Irlanda y Dinamarca), sí que formó parte. Por un lado, porque su campaña electoral estuvo dirigida en arremeter contra la inmigración y a favor de un referéndum para salir de la UE, cuestión que también ha abordado con sus homólogos. Por otra parte, porque las imágenes de migrantes intentando hacinarse en camiones para atravesar el Canal de la Mancha han dado la vuelta a Europa esta semana. El primer ministro británico, David Cameron, recibió fuertes críticas el miércoles en la Cámara de los Comunes, por su ineficacia en el control de fronteras. Cameron apuntó a Francia por no recibir toda la ayuda en el control del Canal de la Mancha.
Grecia también ha marcado una Cumbre. Horas antes, se convocó un Eurogrupo que, de nuevo no llegó a un acuerdo. Ahora esperan las propuestas griegas y las abordarán el próximo sábado los ministros de finanzas. El tiempo se acaba para Grecia, el próximo 30 de junio expira la extensión del programa momento en el que deberá reembolsar 1.600 millones de euros al FMI.