Los Estados miembros, libres para decidir la prohibición de transgénicos

El Ejecutivo comunitario ha presentado hoy una reforma en la legislación sobre transgénicos que permitirá que los Estados miembros puedan prohibir en su territorio los alimentos y piensos genéticamente modificados, aunque hayan sido autorizados por la UE.

Una mazorca de maiz a la que le inyectan una sustancia
La UE amplia su legislación sobre transgénicos/ Foto: PE

Bruselas explica que con el nuevo cambio, se da cabida a las preocupaciones de los ciudadanos, que varían de un país a otros. Por ejemplo, España es el país que más espacio de cultivo dedica a los transgénicos, frente a países como Francia o Polonia contrarios a los organismo modificados genéticamente. Desde la Comisión Europea, explican que la razón se debe a la dificultad de llegar a un acuerdo entre los Estados cada vez que hay una propuesta para regular los transgénicos.

Así, con la medida se evita la fuerte división que existe entre los Veintiocho. De este modo, si Bruselas decide aprobar un transgénico un país puede decir que ese producto no entre en su territorio, aunque deberá justificarlo con «razones legítimas diferentes a nivel europeo, es decir, que no sean el riesgo para la salud humana, animal o motivos medioambientales», porque son cuestiones ya examinadas por la Agencia de Seguridad Alimentaria europea (EFSA). Sin embargo, uno de los posibles argumentos que puede utilizar un gobierno para no aceptar un transgénico es la oposición de los ciudadanos.

La propuesta presentada hoy completa las opciones de los Estados miembros en materia de transgénicos a través de la directiva sobre OMG, que aprobó la Eurocámara, y que entró en vigor a principios de abril. Algunas organizaciones ecologistas, como Greenpeace, han lamentado que la regulación presentada hoy, «permitirá a la Comisión Europea, continuar autorizando OGM incluso cuando la mayoría de gobiernos nacionales, el Parlamento Europeo y la opinión pública se opongan a esa autorización».

Para la organización ecologista, medidas como la presentada hoy es la respuesta a la presión de las empresas de la industria tecnológica que, en el marco de la negociación del acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la UE (TTIP), están aumentando su presión para incrementar el número de transgénicos permitidos en territorio europeo.