Lituania, una de las economías que más rápido crecen en la Unión Europea, necesita un suministro energético fiable. Pero, como las otras dos repúblicas bálticas, apenas tiene enlaces con el resto de Europa. Dada su situación de isla energética, dispone de pocos proveedores a los que comprar energía. Depende mucho de las importaciones de gas de Rusia, lo que ha provocado un aumento del precio. En 2012, Lituania pagó por el gas natural un 15 por ciento más que la media europea.
Lituania tiene el objetivo de alcanzar la independencia energética en 2020. Para ello, tiene previsto desarrollar una seria de proyectos que un alto cargo comparó con fichas de ajedrez en una partida contra Rusia y contra el pasado soviético. Algunos de los grandes pilares de la estrategia lituana son una posible central nuclear, una terminal de gas natural licuado, soltar amarras de la red de la antigua Unión Soviética, y establecer interconexiones con la Unión Europea.
A finales de este año abrirá una terminal de gas natural licuado en Klaipėda. Y se están construyendo interconexiones eléctricas con Polonia y Suecia. La Unión Europea desempeña un papel muy activo en estos proyectos: por ejemplo, respalda el plan de interconexión del mercado energético báltico cuyo objetivo es aumentar las interconexiones y mejorar el mercado de la energía en la región del mar Báltico.
Gas y electricidad más baratos
«La Unión Europea es sin lugar a dudas un denominador común para todos los Estados Bálticos y está realizando un gran trabajo al hacer que los Gobiernos piensen en el interés del conjunto de la región y no sólo en el de cada uno de ellos», asegura Reinis Aboltins, experto en energía del centro de estudios letón Providus.
Cuando las conexiones eléctricas con Suecia y Polonia estén terminadas, los precios de la electricidad en Lituania serán mucho más bajos. «Las redes eléctricas te conectan y te permiten permanecer conectado, es cómo entrar en una Unión Europea de la electricidad, al menos desde el punto de vista físico», añade Reinis Aboltins.
La Unión Europea ha defendido durante años el desarrollo de infraestructuras integradas e inteligentes en Europa. Infraestructuras que impulsarían la competencia, reducirían los precios y disminuirían la dependencia de los países en apenas un puñado de suministradores.
Las amenazas de Rusia
En 2009, cuando Rusia cortó el aprovisionamiento de gas a Ucrania a causa de unas facturas impagadas y dejó sin gas a muchos países del Sur y del Este de Europa, quedó demostrado que la integración era necesaria.
Rusia volvió a dar muestras este año de estar dispuesta a utilizar el gas en su conflicto con Ucrania. Darata Liukeviciene, pensionista de 75 años de Vilna, cree que los recientes acontecimientos en Ucrania deberían ser una señal para el conjunto de la Unión Europea. «Creo que entienden nuestros problemas y nuestra dependencia energética», aseguró. «Espero que después de lo que pasó en Ucrania, la Unión Europea empiece a hacer algo», añadió antes de concluir: «Con las interconexiones estaremos más seguros».