El estudio «Salud mental y trabajo en el Reino Unido» muestra que la mayoría de esas enfermedades las sufren personas que buscan cambiar su trabajo, cobran subsidio por desempleo o simplemente buscan un trabajo. Casi un millón de personas sufren esa situación y presentan transtornos mentales como depresión y ansiedad, lo que les dificulta encontrar un nuevo trabajo.
Según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la mejor manera de prevenir esta enfermedad sociolaboral es actuar rápido, cuando la persona pierde el trabajo o inicia el cobro de prestaciones por invalidez. Es más fácil retener un trabajo que encontrar uno nuevo. Cada año unos 370.000 británicos sufren algún tipo de discapacidad mental, el 1% de la población en edad de trabajar. Es la tasa más alta del mundo desarrollado y el doble de la media de los países que conforman la OCDE.
Según esta organización las autoridades han tomado ya algunas medidas previstas en las recientes reformas del sistema de bienestar del Reino Unido. Sin embargo, son necesarias más mejoras para que las reformas estén a la altura de las perspectivas de las personas que buscan trabajo. La OCDE cree que si el gobierno debe hacer recortes sociales, tienen que ir acompañados de un aumento de los esfuerzos para abordar los obstáculos que eso comporta.
Las personas con una enfermedad mental tiene más dificultades que los trabajadores sin dicha enfermedad y su tasa de desempleo dobla la tasa general, además corren el doble de riesgo de caer en el umbral de la pobreza. De hecho, el riesgo entre las personas con problemas de salud mental es el más alto si se comparan las cifras de diez países de la OCDE, incluyendo otros siete países europeos, Australia y los EE.UU.
La mayoría de los solicitantes de prestaciones con problemas de salud mental, necesita una combinación de intervenciones de los servicios de salud y de empleo para mejorar sus posibilidades de encontrar un empleo adecuado. El sector de la salud ha aumentado los servicios, por lo que el acceso a los tratamientos de salud mental comunes es mucho mejor de lo que era hace cinco años, pero las listas de espera siguen siendo demasiado largas en algunas regiones del país.
La OCDE recomienda a las autoridades británicas que se aseguren de que el nuevo Servicio de Salud y Trabajo, que comenzará este año, se lleve a cabo de forma rápida, beneficie a toda la población, y cuente con una mayor implicación de los empresarios o empleadores. También cree que es necesario aumentar los recursos y perfeccionar los incentivos financieros para que los proveedores de servicios de empleo aseguraren mejores resultados de empleo para los usuarios con problemas de salud mental.
Otra de las recomendaciones del informe apunta a la importancia de integrar los servicios de salud y de empleo para asegurarse que esos enfermos tienen cubiertas sus necesidades y pide que se amplie el acceso a las terapias psicológicas para las personas con un trastorno mental común.