Esta última etapa: 11ª. Tarazona > Tarazona (38,8 km), la única contrarreloj individual de la carrera, ha visto como el italiano Vincenzo Nibali conseguía vencer y de esta manera recuperar el maillot rojo que lo acredita como líder en la general individual de esta Vuelta a España que parece estar pidiendo a gritos un impulso, en cuanto a patrocinios, publicidad, televisiones, radio..., vamos, prensa en general y patrocinadores, porque si no es así lo más probable es que nunca vuelva a ser lo que fue, nunca vuelva a recuperar el esplendor (a pesar de la sombra que siempre le ha hecho el Tour) que alguna vez tuvo.
Es nuestra vuelta ciclista, pero parece que se está convirtiendo en un espectáculo sólo para los más aficionados, esos que no se pierden una.
El líder de la general y ganador de esta última etapa, el italiano Vincenzo Nibali, dijo que, fíjate, «estaba muy contento por haber ganado y haberse impuesto a los favoritos de la contrarreloj, especialmente por haber sido más rápido que el gran contrarrelojista Fabian Cancellara». No es para menos, por lo tanto: enhorabuena Vincenzo.
Sin embargo, lo importante, lo que pesa, lo decisivo es el triunfo final, y como ya señalábamos al principio de esta crónica, se presenta como muy disputado, muy difícil para cualquiera de los tres que van, que están en cabeza. A treinta y tres segundos está el irlandés Nicolas Roche, y en tercer lugar, a tan solo 46 segundos el español, del equipo Movistar, Alejandro Valverde. La victoria final es, pues, un misterio tan difícil de desentrañar como el de la Santísima Trinidad. (Dicho esto con el debido respeto)
Philippe Gilbert logró su primer triunfo del año en Tarragona, donde ha terminado la duocédima etapa de la Vuelta a España. La general no experimenta ninguna variación.