El presidente estadounidense Barack Obama, además de pedir al presidente sirio Bashar el-Asad, que abandone el poder ha impuesto nuevas sanciones. Ha congelado los activos en Estados Unidos , prohibido las compras de productos petroleros de origen sirio y restringido la participación de ciudadanos estadounidenses en inversiones en Siria.
Por su parte la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, ha instado al presidente sirio a que renuncie y ha anunciado que la UE está estudiando ampliar las sanciones. «Bashar al Asad ha perdido toda legitimidad a los ojos del pueblo sirio y es necesario que abandone el poder» ha dicho Ashton.
Investigadores de derechos humanos de la ONU han afirmado que el ejército sirio ha perpetrado ataques sistemáticos contra civiles, practicando una política de «tirar a matar», disparan a quemarropa sin advertencia previa. En un informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, se indica que «las graves violaciones contra los derechos humanos» cometidos en Siria contra los manifestantes «podrían constituir crímenes de lesa humanidad». Pillay pedirá este jueves en el Consejo de Seguridad de la ONU que la Corte Penal Internacional abra una investigación sobre los sucesos que han tenido lugar en estos cinco meses de represión en Siria. Se calcula que han muerto unas 2.000 personas.
Nicolás Sarkozy, Angela Merkel y David Cameron han hecho llamamientos a el Asad para que deje el poder, pero lo que verdaderamente puede hacer mella en él son las críticas que le llegan desde los estados árabes y Turquía.