Poco parece importarle a la UE las declaraciones de Joseph Blatter, presidente de la FIFA, que apoyó a Rusia en la organización del Mundial 2018 pese al conflicto con Ucrania. Blatter afirmó que no esperaba un boicot de los países en este macro evento.
Sin embargo, la UE podría estar barajando la posibilidad de realizar dicho boicot cara a la XXI edición de la Copa Mundial de Fútbol que se celebrará entre los meses de junio y juliodentro de cuatro años. Un acontecimiento único en todos los aspectos, sobre todo en lo económico, y que se celebraría por primera vez en un país euroasiático.
En el documento se habla de una acción surgida del G7 que estaría a favor de suspender la participación de Rusia también en los grandes eventos culturales, económicos y deportivos de carácter mundial que se desarrollen, esto incluiría las carreras de Fórmula 1, competiciones de fútbol de la UEFA y, por supuesto, el Mundial.
Esta noticia surge en un momento complicado a la par que esperanzador. La pasada semana, Vladímir Putin, y su homólogo ucraniano, Petró Poroshenko, conversaron telefónicamente para frenar el conflicto en Ucrania. Ambas partes apreciaron un acercamiento de posiciones y, tras el diálogo, el mandatario ruso habría esbozado un plan de siete puntos para sentar la base para lograr un alto el fuego. Dicho plan incluye dos puntos principales, por un lado la retirada de las tropas de Kiev de las proximidades de las ciudades y, por otro, el cese de la ofensiva lanzada hace una semana por los separatistas.
Desde que se inició el conflicto, más de 2.500 personas han perdido la vida muchas de ellas civiles, 6.000 han sido heridas y 260.000 han tenido que desplazarse a otros lugares del país, y unos 814.000 ucranianos han decidido trasladarse a Rusia. Por el momento, las cifras oficiales tan solo hablan de 1 fallecido en Rusia y también, de 6 periodistas asesinados y otros 17 secuestrados, de los cuales 3 han sido ya liberados.