Primer ministro desde 2003, el actual jefe del gobierno turco ha ganado por mayoría absoluta (51,8% de los votos) a sus dos directos adversarios, el nacionalista Ekmeleddin Ihsanoglu (38,5%) y el kurdo Selahattin Demirtas (9,8%). La alta participación (74%) refrenda la popularidad del líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Erdogan ha dejado claro que quiere dar más poder al presidente del país y por eso ha anunciado que redactará una nueva Constitución, seguramente tras las legislativas de 2015. Los más críticos temen que amplíe sus poderes e impulse la islamización del país.
La UE ha felicitado a Erdogan y los máximos representantes del bloque europeo confían en los compromisos del nuevo presidente de mantener «el papel conciliador que implica su nuevo cargo y se esforzará por incluir a todas las comunidades, credos, sensibilidades, opiniones y estilos de vida de la sociedad turca».
También se han mostrado esperanzados en que «continúe apoyando» el actual proceso para lograr un acuerdo sobre el problema kurdo, en el el que reconocen que «ya ha invertido valiosos esfuerzos», y que mantenga su apoyo para alcanzar un acuerdo sobre la división de Chipre.
Los mandatarios europeos dejan claro que Turquía es un «socio clave» para la Unión Europea, y recuerdan que es «un país candidato que negocia su acceso a la UE, un vecino, un importante socio comercial y un aliado en la política exterior».