Los campos de Dadaab se habilitaron en 1991 para acoger a unos 90.000 refugiados, personas que huían de la guerra civil que asolaba Somalia. Son tres campos: Dagahaley, Ifo y Hagadera en el nordeste de Kenia. La situación en Somalia no ha hecho más que empeorar y en la actualidad hay en los campos más de 278.000 personas.
Descongestionar esos campos y prepararlos para la llegada de más refugiados es el objetivo. Las autoridades Kenianas han concedido recientemente 1.370 hectáreas de terreno para que el campo de Ifo se extienda. Eso permitirá la acogida de hasta 80.000 personas más.
Kristalina Georgieva, comisaria de cooperación internacional y ayuda humanitaria ha dicho que los 15 millones de euros que dona la Comisión Europea servirán para construir la nueva extensión del campo y las infraestructuras y los servicios básicos necesarios.
Según Médicos sin Frontera cada mes llegan 5.000 nuevos refugiados a los tres campos que están gestionados por ACNUR. Las encuestas que ha hecho MSF revelan que la población sufre altos niveles de desnutrición aguda y los alimentos se restringen cada vez más. El agua escasea y el saneamiento es precario.
El enfrentamiento directo entre islamistas moderados más las luchas entre clanes en el centro del país hacen que la situación en Somalia sea insostenible. El país carece de un régimen estable desde la caída del dictador Siad Barre en 1991, desde entonces está en manos de señores de la guerra y de clanes enfrentados. Más de un millón de somalíes son desplazados internos y unos 600.000 viven en países vecinos.
La Agencia de la ONU para los Refugiados ACNUR, ha denunciado esta semana las deportaciones masivas y sistemáticas de somalíes que está realizando Arabia Saudí al centro y sur de Somalia, donde quedan a merced del conflicto que haya en la zona. Muchos de los deportados eran trabajadores que han soportado condiciones deplorables en Arabia Saudí.