«La Roma de Pasolini», Cinemateca francesa
París, hasta el 26 de febrero de 2014

Pasolini, que no era romano, llegó a la capital en 1950 con 28 años, pobre, y en un exilio involuntario. En su dramática muerte en un terreno baldío en Ostia, 25 años después, en 1975, se había convertido en una figura importante en el mundo intelectual y artístico de Roma. 38 años después de su muerte, la visión que tenía de su país. Roma fue el principal combustible de esta increíble energía creativa que Pasolini desplegó durante los 25 años de vida artística y pública. La exposición de la Cinemathèque nos acerca a Pasolini y a su manera de ver la ciudad, desde la amistad, la literatura, la política, el amor, el sexo y el cine.

Para él Roma no era un adorno o un simple lugar para vivir. Mantenía con esa ciudad una relación apasionada, con una mezcla de amor y odio, con fases de atracción y rechazo. Llegar a la capital italiana supuso para él encontrarse con un universo del que no sabía nada, pero acabó convirtiéndose en una inspiración poderosa y encontró, casi sin tener que buscar, a personajes que constituyeron sus primeras novelas y sus primeras películas.