«Sigo estando plenamente comprometido con la convocatoria de una conferencia para el establecimiento de una zona de Oriente Medio libre de armas nucleares y otras armas de destrucción masiva», ha declarado en su informe anual para la sesión número 69 de la Asamblea General, que comenzará el 16 de septiembre.
Esa zona es de «suma importancia» para la integridad del tratado sobre la no proliferación de armas nucleares (TNP), de 1968. «Las zonas libres de armas nucleares contribuyen en gran medida con el fortalecimiento de los regímenes de desarme y de no proliferación nuclear, y la mejora de la seguridad regional e internacional», agrega.
Las zonas libres de armas nucleares (ZLAN), gobernadas por tratados internacionales, son Asia central, África, Mongolia, el sudeste de Asia, el Pacífico Sur, América Latina y el Caribe, la Antártida, el lecho marino y el espacio ultraterrestre.
Las crisis políticas en Oriente Medio, que desestabilizan a Irak, Libia, Palestina, Siria y Yemen, amenazan con socavar la propuesta para una ZLAN en la región.
Es posible que la propuesta, encomendada por la Conferencia de Examen del TNP de 2010, no se concrete antes de la próxima conferencia quinquenal de este tipo, prevista para principios de 2015, si es que llega a hacerlo alguna vez. De ser así, pondría en peligro la propia conferencia, según advierten activistas antinucleares.
Estados Unidos, que se opone implícitamente a esa conferencia, ha expresado el temor de que la reunión internacional concentre la atención en la desnuclearización de Israel, uno de sus más férreos aliados en Oriente Medio.
Hillel Schenker, coeditor de la publicación Palestine-Israel Journal con sede en Jerusalén, dice que la guerra entre Gaza e Israel ha creado paradójicamente nuevas oportunidades de avance, aunque podría parecer que representa problemas adicionales que complicarían la celebración de la conferencia.
Egipto ha sido clave en su papel de anfitrión y principal facilitador de las negociaciones para acordar el alto el fuego de la guerra que comenzó el 8 de julio y terminó el 26 de agosto, y El Cairo sigue siendo la sede de las conversaciones que abordarán las cuestiones que el acuerdo inicial no contempla, indica Schenker.
En el curso de la guerra se ha percibido el desarrollo de un interés estratégico común entre Arabia Saudita, Egipto, Israel, Jordania, los Estados del Golfo y la Autoridad Nacional Palestina, presidida por Abú Mazen (también llamado Mahmud Abbas), en contra del movimiento armado Hamás y la amenaza de las fuerzas fundamentalistas islámicas activas en Irak y Siria.
«Esta alianza extraoficial crea posibilidades para el desarrollo de nuevos entendimientos de seguridad regional», asegura Schenker. Ese desarrollo requiere iniciativas más allá del alto el fuego y negociaciones en serio que resuelvan el conflicto palestino-israelí, añade.
Bob Rigg, expresidente del Comité Consultivo Nacional de Desarme de Nueva Zelanda, nos comenta que ya ha habido muchos intentos de organizar una conferencia sobre la ZLAN en Oriente Medio . «Todos se han quedado en nada, principalmente porque la zona libre de armas nucleares regional presupone la destrucción, bajo el control internacional, del arsenal nuclear de Israel», destacó.
La adquisición de armas nucleares era una prioridad para David Ben Gurión, el primer primer ministro de Israel (1948-1953), y sigue siendo central en las políticas de seguridad israelí, afirma Rigg, otrora editor de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas.
Mientras Israel no quiera admitir formalmente la posesión de sus armas nucleares, faltará la base para una discusión significativa del asunto, aunque se realice la conferencia, señala. «Los gobiernos occidentales que ayudaron a Israel a adquirir la capacidad nuclear agravan el problema, al participar en esta conspiración del silencio que no menciona nunca a las armas nucleares israelíes», observa Rigg.
Recuerda que la clase política y los medios atacaron ferozmente al expresidente estadounidense Jimmy Carter (1977-1981) cuando este dijo que Israel tenía armas nucleares. Alice Slater, directora de la Fundación para la Paz en la Era Nuclear, dice que el secretario general de la ONU hizo bien en advertir sobre la viabilidad futura del TNP si no se cumple con lo prometido y se celebra la conferencia para abordar la formación de la ZLAN en Oriente Medio .
Todos los países del mundo, salvo tres, han firmado el TNP, incluidos los cinco Estados que el tratado reconoce como poseedores de armas nucleares: China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.
Solo India, Israel y Pakistán se negaron a ratificar el TNP y adquirieron arsenales nucleares propios.
Corea del Norte aprovechó el derecho inalienable a la energía nuclear con fines pacíficos que le otorgaba el TNP para adquirir la tecnología civil que le permitió producir una bomba atómica. Luego Pionyang abandonó el tratado, explica Slater.
Schenker dice que la conferencia no se convocará sin la participación activa de Estados Unidos.
Al presidente estadounidense Barack Obama le quedan dos años más de mandato para dejar un legado, justificar el Premio Nobel de la Paz recibido en 2009 y aplicar la visión de «un mundo sin armas nucleares» que declaró en un discurso en Praga aquel año, puntualiza.
Schenker cree que es oportuna la advertencia de Ban en el sentido de que la no convocatoria de la conferencia para una ZLAN en Oriente Medio antes de la conferencia de revisión del TNP en 2015 «podría socavar el proceso del tratado y los objetivos derivados de no proliferación y desarme».
Uno de los principales instrumentos que se podrían utilizar para avanzar en este proceso es la Iniciativa de Paz Árabe, puesta en marcha en la Conferencia Cumbre de la Liga Árabe en Beirut, en 2002, señala.
La Iniciativa de Paz Árabe ofrece a Israel el reconocimiento y relaciones normales con todo el mundo árabe, con la condición de que Tel Aviv cese la ocupación del territorio palestino y se establezca un Estado palestino en Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental, junto al Estado de Israel, añade Schenker.