En un comunicado divulgado este miércoles 19, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) prometió iniciar el año escolar según lo previsto, entre el 24 de este mes y el 13 de septiembre, permitiendo así que unos 500.000 niños en Palestina, Jordania, Líbano y Siria vuelvan a las aulas.
Creada en 1949 para abordar las necesidades de cinco millones de refugiados palestinos, la UNRWA administra 685 escuelas en Gaza, Cisjordania y los países árabes vecinos.
«Es en los bancos y tras los pupitres de las aulas de la UNWRA donde millones de refugiados palestinos, privados durante tanto tiempo de una solución justa y duradera, han construido las capacidades y dado forma a la determinación que les permitió volverse actores de sus propios destinos», señala la agencia en el comunicado.
Durante meses, tanto la UNWRA como el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, han insistido en la importancia de una escolaridad ininterrumpida para los refugiados palestinos, y han alertado de los riesgos de permitir que se olvide a toda una generación de pequeños.
Felicitando a la UNRWA por sus incansables esfuerzos, Ban señaló el miércoles 19 en un comunicado: «Este logro no puede subestimarse en un momento de creciente extremismo en una de las regiones más inestables del mundo». Para los refugiados palestinos, «la educación es un pasaporte a la dignidad», y «debemos apoyarles» a ellos y a la UNWRA, agregó.
Ban agradeció a los estados miembros por sus contribuciones a las arcas de la agencia, que incluye una aportación de 19 millones de dólares por parte de Arabia Saudita, mientras que Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos aportaron 15 millones de dólares cada uno.
Hasta la fecha, la agencia ha recibido contribuciones equivalentes a 78.900 millones de dólares, o sea poco más del 75 por ciento del déficit que debe cubrir. El dinero se destinará a cumplir con el mandato de la UNWRA de brindar atención a la salud, alivio y servicios sociales, mejoras en los campamentos y educación.
Numerosos obstáculos se interponen entre los niños palestinos y sus aulas. Al documentar algunos de estos desafíos, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) incluye entre ellos temas como incursiones militares, demoliciones de edificios escolares, restricciones al movimiento o acceso limitado a locales escolares, y daños y destrucción de escuelas.
Un informe presentado en 2013 por Unicef, titulado «Education Under Occupation» (La educación bajo la ocupación) revelaba que la Administración Civil Israelí había ampliado a 38 escuelas que abarcan aproximadamente 3.000 niños en el Área C de Cisjordania y Jerusalén oriental órdenes de demolición o de dejar de funcionar, ya fueran verbales o escritas.
En el período 2011-2012, Unicef registró 63 instancias de «denegación de acceso» a la educación en los territorios ocupados, que afectaron a unos 34.000 estudiantes palestinos.
Durante el conflicto de siete semanas en Gaza hace un año, unas 327 escuelas fueron parcial o totalmente arrasadas, según una actualización de Unicef de este año, despojando a miles de niños de su único entorno protector.
La situación es aún más precaria para los refugiados palestinos, que a manudo están más cerca de la primera línea del conflicto y, por lo tanto, afrontan mayores riesgos en su búsqueda de una educación decente.
Por ejemplo, en el sitiado campamento de refugiados de Yarmouk, en Siria, donde se estima que viven 16.000 palestinos, las 28 escuelas fueron clausuradas y las únicas oportunidades educativas se dan bajo la forma de clases informales que imparten maestros voluntarios en 10 «espacios seguros», según un informe del diario británico The Guardian.