Según el informe de la OCDE presentado este lunes en Madrid por su secretario general, Ángel Gurría, y por el ministro español de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, la evolución macroeconómica de España mejora paulatinamente. Prevé un fortalecimiento gradual del crecimiento del PIB en los próximos dos años y una mejora de las finanzas públicas, al tiempo que afirma que el Gobierno debe continuar con sus planes para reducir la deuda pública y privada.
El informe mejora la previsión para el Producto Interior Bruto (PIB) de este año en dos décimas y lo sitúa en el 1,2 por ciento, frente a la estimación del pasado mayo del 1,0 por ciento. Para 2015, la La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) eleva su previsión de crecimiento en una décima al 1,6 por ciento. Las previsiones del Gobierno español son de un 1,2 por ciento para 2014 y un 1,8 para 2015.
Gurría ha afirmado que «la economía vuelve a crecer, se crea empleo, el sector bancario se ha estabilizado y la confianza de los mercados financieros en España se ha incrementado.» Pero para que todo eso se consolide es fundamental adoptar «nuevas medidas para potenciar el crecimiento, impulsar la productividad, mejorar aún más la competitividad y conseguir que un mayor número de personas obtengan un empleo.»
Ha añadido que es necesario garantizar que «la recuperación llegue a todos y que sus beneficios sean compartidos: mucha gente aún pasa dificultades y nadie debe ser olvidado cuando la situación mejora.»
La OCDE subraya que el desempleo es el principal reto económico y social al que se enfrenta España, ya que «unos niveles de desempleo tan excepcionalmente elevados como los actuales merman la renta disponible de las familias al tiempo que incrementan la pobreza y la desigualdad.»
El organismo internacional aconseja «fortalecer la asistencia en la búsqueda de empleo y mejorar la formación que reciben los desempleados». Asimismo, la mejora de la formación profesional y de los resultados del sistema educativo «será esencial para preparar a los trabajadores españoles a encontrar un empleo en el futuro.»
En este sentido, Gurría ha dicho que la OCDE está trabajando con el gobierno en una estrategia de competencias para mejorar la pertinencia de las habilidades de cara a la demanda del mercado laboral y hacer un mejor uso del talento existente en España.»
La creación de empleo de alta calidad, bien remunerado y sostenible exige también que se impulse el crecimiento, para lo cual es necesario dar un giro hacia un nuevo modelo económico basado en la creación y explotación del conocimiento, afirma la OCDE en su informe.
El estudio señala también que el programa de reformas del Gobierno para dotar al sector empresarial de mayor dinamismo está consiguiendo avances: mejoran los procedimientos de insolvencia, se está impulsando el desarrollo de fuentes alternativas de financiación no bancaria y la aplicación de la Ley de Unidad de Mercado debería ayudar a reducir la fragmentación regulatoria.
Las recetas de la OCDE para que España pueda avanzar a partir de aquí pasan por una reforma fiscal diseñada para abaratar los costes laborales a cambio de reducir las exenciones en el IVA y en los impuestos de sociedades y de renta.
Modernizar las normas que rigen la iniciativa empresarial y la inversión para reducir las barreras que impiden la creación de nuevas empresas, su expansión a otros mercados y su crecimiento. Así como eliminar barreras a la competencia en el sector de los servicios profesionales y de algunos mercados de productos, como el eléctrico.
La OCDE espera una tasa de paro del 25,4 por ciento en 2014 (frente a su anterior previsión del 26,3 por ciento) y del 24,4 por ciento en 2015 (antes el 25,6 por ciento).
Con el tipo de interés de la eurozona en un mínimo histórico del 0,05 por ciento, la OCDE espera que el tipo de interés medio a tres meses en el mercado monetario se sitúe este año en el 0,2 por ciento y el próximo ejercicio en el 0,1 por ciento. La rentabilidad de la deuda pública a 10 años, quedaría en el 3,3 por ciento en ambos ejercicios.
Aunque persistiría un grave riesgo de deflación si no hay un incremento más sólido del PIB.