El líder del bloque de centroizquierda, Thomas Opperman, ha propuesto esta semana en el Bundestag (la Cámara Baja del parlamento alemán) reunir las diferentes regulaciones migratorias en una única y renovada normativa. La respuesta de sus compañeros de bancada, en boca del responsable de las relaciones entre ambos partidos Michael Grosse-Brömmer (CDU), no pudo ser más tajante: «No necesitamos una ley nueva».
El envejecimiento de la población es una de los grandes desafíos que rodean a la economía alemana, con la incógnita de si en el futuro se mantendrá la afluencia de migración europea proveniente de las zonas más afectadas por la crisis, entre ellas, España. Lo que parece asumir la República Federal es que, para mantener los actuales niveles de crecimiento, va a necesitar incrementar mano de obra, por ejemplo, a través de una apertura del mercado de trabajo. Es en este punto cuando el SPD mira hacia tres sectores: las mujeres, quienes realizan su formación práctica en las empresas (Azubis) y la inmigración especializada.
La propuesta del SPD, centrada por ahora en la migración, apuesta por un sistema de puntos basado en la Tarjeta Azul de la Unión Europea. Se trata de una autorización de residencia temporal y trabajo, destinada a profesionales altamente cualificados. De este modo, los socios de Merkel en el Gobierno prefieren valorar la entrada de extranjeros a través de criterios como la edad, la formación y los idiomas, en detrimento del lugar de origen.
La iniciativa que ha presentado el grupo de trabajo socialdemócrata, a imagen y semejanza de la que rige en Canadá, está todavía en ciernes. De momento, se habla de un permiso temporal máximo de tres años, que pasaría previamente por una fase piloto debidamente evaluada. El SPD vende su propuesta como una oportunidad para que los refugiados políticos que eligen Alemania como destino tengan más facilidades a la hora de encontrar empleo, para lo cual estarían obligados a asistir a cursos de integración y de alemán.
Sin personal cualificado
La Unión Demócrata Cristiana rechaza la aprobación de una nueva ley y prefiere hablar de mejorar el sistema vigente. Si bien la canciller se ha mostrado dispuesta a examinar las diferentes propuestas, considera que las prioridades en materia migratoria son otras y pasan por hacer frente al flujo de refugiados.
La aprobación de una nueva ley en materia migratoria despierta una evidente controversia. Sin ir más lejos, las declaraciones que salen de los altos cargos de la CDU no caminan todas en la misma dirección. Por ejemplo el presidente de la Asociación de la Economía y la Empresa de la CDU, Carsten Linnemann, afirmó hace ya semanas que el debate «no debe ser cortado de raíz». Y es que, las empresas germanas afrontan una escasez de personal cualificado.
A ningún analista se le escapa que el debate ha llegado a la agenda pública viciado por el empuje desde la derecha ideológica, tanto del movimiento islamófobo Pegida (Patriotas europeos contra la islamización de Occidente) como del partido euroescéptico AfD (Alternativa por Alemania).