La exposición durante la vida fetal a contaminantes ambientales como los denominados disruptores endocrinos altera la fertilidad masculina durante al menos tres generaciones, según concluye un estudio internacional con ratones realizado con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Los resultados se publican en la revista PLOS ONE.
Estos contaminantes ambientales alteran los genes implicados en el desarrollo testicular y la fertilidad masculina durante generaciones después de producirse la primera exposición durante la vida fetal.
El trabajo se ha desarrollado con ratones expuestos durante el periodo embrionario, vía materna, a la vinclozolina, un fungicida muy usado en agricultura que tiene efectos antiandrógenos (que inhiben las hormonas sexuales masculinas), según explica Jesús del Mazo, investigador del CSIC en el Centro de Investigaciones Biológicas.
«El estudio demuestra que los efectos pueden ser debidos a la desregulación de pequeños ARN, que a su vez regulan la expresión de genes codificantes en proteínas clave en la formación de la células germinales», añade Del Mazo, que ha dirigido el estudio en colaboración con grupos del CNRS francés y de la Academia de Ciencias checa.
Tanto la fertilidad masculina, como la expresión de los ARN y los genes que regulan, se ven alterados de la misma manera durante tres generaciones de machos, después de la exposición sólo en la primera generación. Y con dosis inferiores a los niveles en los que se indicaban como «sin efectos adversos observados», según el índice de toxicidad NOAEL, explica Del Mazo. Este índice indica que bajo el nivel de 12 miligramos por kilo de peso y día, no se han observado efectos adversos. El estudio se ha hecho con un nivel de 1 miligramo por kilo de peso y día, donde se han observado los efectos adversos citados.
Circunstancias ambientales adversas durante el desarrollo y la vida de los organismos son capaces de modificar la expresión génica sin alterar las secuencias de bases en el ADN. Estas modificaciones denominadas «epigenéticas» son responsables de la aparición de múltiples patologías como algunos casos de cáncer o infertilidad. «Algunas de estas alteraciones epigenéticas y sus consecuencias pueden ser transmitidas durante varias generaciones, como se demuestra en este estudio», añade.
Si bien en la mayoría de ellas se deben a cambios en procesos dinámicos del ADN, como son sus niveles de metilación (el principal mecanismo epigenético), en este caso son moléculas pequeñas de ARN las causantes de tales alteraciones epigenéticas transgeneracionales, transmitidas vía paterna sin modificaciones en la metilación del ADN, explica Del Mazo.
Estos nuevos mecanismos epigenéticos mediados por ARN, que también han sido recientemente demostrados en el gusano C. elegans, pueden aportar nuevos elementos a considerar en el origen de muchas enfermedades y ampliar la noción de «memoria transgeneracional de enfermedades pasadas», especialmente las acontecidas durante la vida fetal.