En el discurso de apertura de la conferencia «Nueva narrativa sobre Europa» este lunes en Milán, Barroso ha hecho un llamamiento a los ciudadanos europeos para que no cedan al «derrotismo» y luchen contra los populistas y extremistas que reviven «todos los demonios de Europa, como el nacionalismo extremo, la xenofobia, a veces el racismo» y ha puesto como ejemplo a «esos jóvenes en las calles ucranianas, con temperaturas gélidas, (que) están esperando la nueva narrativa sobre Europa».
Ha explicado que este sábado mantuvo una conversación telefónica «una más» con el presidente Yanúkovych, al que ha pedido que muestre contención ante los recientes acontecimientos y que no haga uso de la fuerza contra las personas que se manifiestan. Así mismo, le solicitó que reciba a la vicepresidenta de la Comisión, Catherine Ashton, que este martes estará en Kiev para tratar de encontrar alguna solución a la tensa situación.
Barroso afirma que no es la parte occidental de Ucrania solamente la que se manifiesta a favor de un acercamiento a la UE, «No, la mayoría de ucranianos desean un futuro en paz y en libertad. Creo que tenemos la obligación de ofrecerles este reconocimiento hoy, porque nuestra Historia precisamente es una historia de apertura».
La manifestación del millón
Cientos de miles de ucranianos salieron este domingo a las calles de nuevo, eran partidarios de la Unión Europea y pedían la dimisión del presidente Yanúkovich, al que acusaban de «vender» Ucrania a Rusia.
Como sucede en estos casos el recuento de asistentes ha sido muy desigual, ha oscilado entre los 60.000 de la policía al millón de los organizadores. Según otras fuentes entre 200.000 y 500.000.
Estaban en la Plaza de la Independencia, el lugar más prooccidental de la ciudad, de donde han sido desalojados violentamente por la policía en otras ocasiones. La tensión se palpaba en el ambiente. El presidente ucraniano, Yanúkovich, se había reunido el viernes con el presidente ruso Vladimir Putin, para tratar de la adhesión de Ucrania a la unión aduanera de las repúblicas exsoviéticas que lidera Moscú.
Desde temprano, los manifestantes habían estado levantando barricadas algunas rematadas con cestos de flores en la cercanía de la sede del gobierno, para impedir que los ministros pudieran llegar en coche.
Una treintena de personas con el rostro cubierto pusieron una cuerda alrededor del cuello de la estatua de Lenin que presidía la plaza y la derribaron. Un símbolo de la Rusia comunista rodaba por el suelo. La estatua de 3,5 metros de altura realizada en cuarcita en 1946 y que ahora servía de punto de reunión de los comunistas de Kiev.
Los líderes de la oposición han negado cualquier vínculo con la acción. El portavoz del primer ministro la ha calificado de «barbarie»
La exprimera ministra Yulia Tymochenko, en la cárcel actualmente, pidió en una declaración leída por su hija la renuncia del presidente. Por su parte Vitaly Klitschko, actual campeón del mundo de boxeo y líder del partido Udar en la oposición, ha dicho: «este es un momento decisivo en que todos los ucranianos se han reunido porque no quieren vivir en un país donde gobierna la corrupción y donde no hay justicia»