El protocolo facilitado por el Ministerio de Sanidad, en cuanto a la protección del personal sanitario, no es más que un resumen, ya que apenas explica en aspectos generales los motivos de contagio, los materiales de protección, cómo ponerse y quitarse dichos elementos y una tabla con su disponibilidad para el personal hospitalario. El documento español se explaya en la colocación del traje minuciosamente y paso a paso, ya sea para ponérselo o quitárselo, así como en la descripción de todos los materiales necesarios.
La gran diferencia con el de la OMS está en que el de esta entidad internacional se especifica que cuando alguien del personal sanitario se quita el traje debe estar supervisado por otra persona. Las razones son obvias, ya que esta segunda persona puede ver si se incumple algún punto del protocolo. Otro punto que no se especifica bien en el protocolo español es el lavado de manos. En el documento facilitado por el Ministerio se especifica que la higiene de manos se llevará a cabo antes de ponerse los elementos de protección, inmediatamente después de la retirada del primer par de guantes (el personal va equipado con dos pares de guantes) y después de quitarse todos los elementos.
En cambio en el protocolo internacional se especifica que el personal debe lavarse las manos antes de tocar al paciente, después de realizar una tarea de limpieza, después del riesgo de exposición a líquidos corporales, y después de entrar en contacto con el entorno del infectado. Además explica con detalle y mediante infografías el proceso de lavado el cual se deberá durar entre 20 y 30 segundos.
Otro punto clave de los protocolos está en la transmisión del virus mediante animales vivos o muertos infectados. Tanto el estándar de la OMS como el publicado por el Ministerio de Sanidad, se concluye que «la transmisión a los humanos también puede ocurrir por el contacto con animales vivos o muertos infectados (monos, chimpancés, antílopes y murciélagos).» En principio ambos comunicados no legitimarían el sacrificio de Excalibur (el perro de la enfermera afectada por el virus), pero sí es cierto que un estudio realizado en el año 2005 en Gabón demostraba que los perros podrían contagiarse de ébola tras ingerir restos de animales muertos infectados, o mediante exposición directa con humanos (pero en menor medida).
Por último, la Comunidad de Madrid ha modificado el protocolo de actuación ya que ahora pasarán a ser de «alto riesgo» aquellas personas que hayan tenido contacto con enfermos de ébola y tengan «algunas décimas de fiebre». Anteriormente la temperatura corporal estipulada en los estándares como peligrosa era de 38,6 grados por lo que se ha reducido para acotar aún más los posibles casos.