Para Marmot director del Instituto de Equidad Sanitaria del University College de Londres «El desempleo, particularmente la alta tasa de paro juvenil, es una bomba de relojería para la salud a punto de explotar». El experto afirma que «con un 52 % de desempleo juvenil, el más alto de Europa, España se enfrenta a una emergencia sanitaria».
El estudio, elaborado por la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Europa, analiza las consecuencias que una larga lista de parámetros socioeconómicos (desempleo, educación, PIB...) pueden tener en la salud de los ciudadanos.
«Me preocupa que las medidas de austeridad impuestas a España, Grecia y Portugal estén aumentando el desempleo entre la población joven», lamenta Marmot, quien recordó al Gobierno español su deber de «enfrentarse a la troika y decirles que dejen de imponer medidas que dañan a su población» y que «es urgente promulgar políticas económicas y sociales» que eviten que los más jóvenes tengan que afrontar riegos para su salud como problemas mentales o una mayor tasa de mortalidad.
Entre sus sugerencias, Marmot se refiere a medidas como el fomento del empleo por medio de una mejor formación, o garantizar ingresos para los desempleados por medio de ayudas sociales.
El estudio alerta también de que los desempleados sufren «más problemas físicos de salud y tienen una tasa de mortalidad un 20 % más alta» que las personas con trabajo. La falta de empleo en la juventud «disminuye sus perspectivas de una vida mejor en el futuro, lo que a su vez repercutirá en sus hijos, que nacerán en la pobreza o con menos oportunidades».
Riesgos para Europa
«El acceso a los hospitales se ha reducido un 40 % y se calcula que 26.000 trabajadores sanitarios del sector público perderán su empleo. Además, se prevén recortes adicionales como resultado de las negociaciones recientes con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo», dice el informe.
«La pobreza en la infancia influye claramente en el estado de salud y otros aspectos durante toda la vida adulta y sigue siendo demasiado elevada en toda la región», añade el estudio, que recuerda que «a pesar del crecimiento económico experimentado en algunos países orientales en los últimos 5-10 años, esto no ha repercutido en los niños por una clara falta de inversión en políticas familiares».
Con una tasa de pobreza infantil cercana al 25 %, España ocupa el séptimo puesto en una lista de 30 países europeos, sólo por detrás de Rumanía, Letonia, Bulgaria, Lituania, Italia y Grecia. La lista de los países con mayor tasa de pobreza infantil está encabezada por Rumanía y la cierra Islandia, con sólo un 10 %.
En palabras de la directora para Europa de la OMS, Zsuzsanna Jakab, «una pequeña intervención en los primeros años de vida de un niño, para mejorar su acceso a la educación y a un estilo de vida sano, puede tener un gran efecto, pues esa persona se desarrollará mejor en años posteriores».
El informe lanza también un aviso para otros países, afirmando que esta tendencia adversa de Grecia contiene un mensaje de alerta a otros países que están experimentando una austeridad fiscal significativa, como España, Irlanda o Italia. Los datos [griegos] sugieren que los países en dificultades económicas deben encontrar fórmulas de consolidar sus finanzas sin minar las inversiones necesarias en salud».
Marmot anima en un comunicado «a cualquier gobierno a que se preocupe por la salud de su población, que mire el impacto de sus políticas en sus vidas. Las desigualdades en salud matan. Es socialmente injusto, innecesario y evitable. Todos los países de Europa, ricos o pobres, pueden tomar medidas para mejorar la salud de sus poblaciones, pues es una cuestión de prioridades».