El término bioeconomía se refiere a una economía que utiliza los recursos biológicos de la tierra y del mar, y los residuos como materia prima para producir alimentos y piensos además de para la producción industrial y la energía. En esta economía nada se desperdicia, los residuos encierran una gran riqueza como alternativa a los abonos químicos o para convertirlos en energía.
Eliminar los residuos alimentarios le cuesta al contribuyente europeo entre 55 y 90 euros por tonelada y producen 170 millones de toneladas de CO2, algo que ni la UE ni el mundo puede permitirse. En lugar de ese derroche se podrían transformar en bioenergía o en otros productos biológicos útiles.
La comisaria ha propuesto una estrategia y un plan de acción «La innovación al servicio del crecimiento sostenible: una bioeconomía para Europa». Una economía con bajas emisiones de carbono que una la gestión de la agricultura y la pesca, la seguridad alimentaria y la utilización sostenible de los recursos biológicos renovables para fines industriales, al tiempo que garantiza la biodiversidad y el medio ambiente.
Se trata de crear nuevas tecnologías y procesos para la bioeconomía, fomento de los mercados y la competitividad en los sectores de esta economía sostenible y estimular la cooperación entre los responsables políticos y las partes interesadas.
Para la UE el avance hacia un mayor uso de los recursos renovables no es una opción es una necesidad.
La bioeconomía en la UE tiene ya un volumen de negocio de cerca de 2 billones de euros y da trabajo a más de 22 millones de personas, lo que equivale al 9 por ciento del empleo total. Negocios que van desde la agricultura, la silvicultura, la pesca, la producción de alimentos al papel y la pasta de papel, además de parte de la industria química, biotecnológica y energética.
Para que esta propuesta de la UE sea efectiva se deberán cruzar ayudas y esfuerzos, tales como los Fondos de Cohesión, la Política Agraria Común (PAC), la Política Pesquera Común (PPC), la Política Marítima Integrada (PMI) y las políticas de medio ambiente, industria, empleo, energía y sanidad. La propuesta se presentará a los Estados miembros en el próximo Consejo de Competitividad del 21 de febrero.
En la UE ya hay varios Estados miembro que tienen sus propias estrategias en cuanto a la bioeconomía como, Alemania, Dinamarca, Finlandia, Irlanda y los Países Bajos. En cuanto al panorama internacional, Canadá, China, EE UU y Sudáfrica tienen ya sus planes o les están dando forma.