El rechazo generalizado a los transgénicos en Europa ha limitado la superficie cultivada con organismos modificados genéticamente a solo un 0.1% de la superficie cultivable total, mientras que la agricultura ecológica alcanzó el 3.7% en 2011.
Estas cifras coinciden con los recientes anuncios de la industria biotecnológica, que ha decidido retirarse de varias regiones europeas.
Blanca G. Ruibal, responsable del área de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra afirmó que «el Gobierno debe tomar nota de la situación de los transgénicos en Europa, escuchar a la ciudadanía y prohibir su cultivo en España. Año tras año se demuestra que los transgénicos no tienen lugar en el futuro de la agricultura europea y que solo en España se cultiva a gran escala en vez de apostar por la agricultura ecológica y de calidad».
El mes pasado el gigante químico BASF anunció que renunciaba al desarrollo y la comercialización de organismos modificados genéticamente. En palabras de la compañía, su decisión se debió «a la falta de aceptación de esta tecnología en muchas partes de Europa por parte de la mayoría de las personas consumidoras, agricultores y políticos».
Del mismo modo, Monsanto anunció que no vendería su maíz transgénico, el maíz MON810, en Francia a partir de 2012.
Blanca G. Ruibal añadió: «La resistencia a los transgénicos no es exclusiva de Europa, en todo el mundo la ciudadanía se opone al poder de las empresas biotecnológicas y al control que tratan de imponer en toda la cadena alimentaria. Además, los graves impactos ambientales y socioeconómicos de los cultivos transgénicos están más que demostrados, y existen serias dudas sobre sus efectos en la salud, poniendo en peligro a la ciudadanía».