Recordamos que el Estado de Derecho es el instrumento más apropiado para actuar contra el terrorismo. Ante situaciones de enorme complejidad como las que representan ataques terroristas especialmente trágicos, resulta imprescindible reforzar los valores democráticos, sin ceder a determinadas tentaciones institucionales de limitar las libertades con el pretexto de mejorar la seguridad. Los intentos de desestabilización del fanatismo totalitario no pueden tener nunca como consecuencia alterar los principios de nuestra democracia constitucional.
Desde Jueces para la Democracia alertamos de los riesgos que se pueden generar en estas situaciones para la convivencia en sociedades cada vez más multiculturales. Por ello, nos oponemos abiertamente a cualquier forma de islamofobia y pedimos a la ciudadanía que sepa distinguir entre la comunidad musulmana y las actuaciones del yihadismo más irracional. También sería necesario reflexionar sobre el papel de las sociedades occidentales en los conflictos bélicos que están desgarrando el mundo islámico.
Sin duda, nuestras estructuras jurídicas, institucionales y democráticas pueden ser mejorables en bastantes aspectos. Pero también representan reglas muy avanzadas de convivencia ciudadana. No podemos consentir que las acciones terroristas provoquen directa o indirectamente una vuelta atrás en los valores más valiosos de nuestra civilización. A pesar del dolor causado por la crueldad de estos asesinatos, el Estado de Derecho siempre prevalecerá si somos capaces de mantener sus principios esenciales.