Los irlandeses han dicho no a la supresión del senado, en un referéndum que ha vuelto a sorprender. Según el recuento oficial, el 51,7% se ha mostrado contrario a su desaparición y el 48,3% estaba a favor de eliminarlo. El resultado es un duro revés para el gobierno de coalición formado por conservadores y laboristas, que habían hecho campaña para reducir los gastos y ahorrar unos 20 millones de euros anuales.
La victoria del Fianna Fail, partido en la oposición que pedía una profunda reforma, supondrá para el ejecutivo dotar de mayor contenido a la cámara alta irlandesa. Actualmente, el Seanad Éireann (senado irlandés) tiene 60 escaños y los senadores pueden retrasar un proyecto de ley o presentar recomendaciones al ejecutivo.
Los analistas creen que los países con dos cámaras tienden a «deshacerse» de una de ellas, aunque los estados federales son los que tienen tendencia a mantenarlas, especializando una de ellas como representación territorial y la otra como lugar de debate de los partidos políticos. Dinamarca y Suecia, dos monarquías, ya eliminaron la segunda cámara.
El primer ministro, el democristiano Enda Kenny, ha fracasado en su intento de convencer durante la campaña al electorado en que el Senado es un foro anticuado - aunque se modificó en 1937-, irrelevante y elitista. Sus 60 miembros son elegidos por un selecto grupo de ciudadanos, la mayoría políticos, que solo representan al 3,3 % de la población. Aunque los ciudadanos han mostrado en las encuestas que creen que hay «demasiados políticos, que es ineficaz y costoso» prefieren modificarlo y mantenerlo como órgano de vigilancia del poder ejecutivo a su desaparición definitiva.